La empresa americana Redwood Materials es una de las más prometedoras en el sector del reciclaje de baterías. Sus insumos son baterías fuera de uso que ya no sirven para acumuladores ni otras funciones secundarias, y sus productos son materiales precursores para hacer nuevas celdas y baterías: litio, cobalto, níquel… En otras palabras, separan los elementos para que otros los vuelvan a unir.
En Estados Unidos Redwood Materials tiene unos planes de expansión contundentes: reciclar materiales para 100 GWh de baterías en 2025, y 500 GWh en 2030. También tienen planes en Europa, aunque todavía no podemos hablar de cifras. Los fabricantes afincados en Europa también quieren los elementos de las baterías fuera de uso, pues evitan tener que comprarlos al extranjero y especialmente a países donde hay dictaduras, no respetan los derechos humanos o medioambientales.
Sabemos a través de Handelsblatt que Redwood Materials está buscando ubicaciones en Europa para reciclar baterías fuera de uso. Ya hay empresas trabajando en este sector, pero todo nuevo competidor siempre es algo bueno. Los criterios para decidir son básicamente la proximidad geográfica con los productores de celdas, la proximidad a los suministradores de insumos, y el acceso a energía limpia y abundante.
Por ejemplo, los países escandinavos tienen la ventaja de tener acceso a energía abundante y limpia gracias a la hidroeléctrica, pero geográficamente están un poco lejos. Por otro lado, en Francia la producción energética está ligada a los residuos nucleares, o en el caso de Polonia, su generación es demasiado sucia al estar basada en carbón. ¿Y el término medio?
Pues parece estar en Alemania. Aunque el gigante germano es muy dependiente de las energías fósiles de Rusia -y que este invierno va a pasarlo especialmente mal por ello-, hay algunas regiones donde hay mucha generación limpia con energía eólica, lo cual las hace deseables. Además, los criterios de proximidad también se dan, quedarían cerca de todo.
De momento, Redwood Materials tiene unas pequeñas oficinas en Mannheim, la segunda ciudad más poblada de Baden-Wurtemberg. A los mandos está Dirk Demuth, que trabajó previamente para BASF. A lo largo del otoño conoceremos la ubicación definitiva, que podría tener un coste de 1.000 millones de euros. Más adelante conoceremos cuál sería su capacidad teórica de reciclado, cuántos puestos de trabajo puede generar, etc. Y seguramente haya más de una fábrica de ese tipo en los próximos años…
Fuente | Handelsblatt