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Volkswagen no lo tenía tan claro. La crisis de los microchips va para 2024 también

Hace solo unos días, Michal Szaniecki, director de vehículos de pasajeros de Volkswagen en Australia, comentó que esperaba que la crisis de los microchips hubiese terminado en un embarazo estándar nueve meses, evitando retrasos en la comercialización del Volkswagen ID.4 en Australia. Pues va a ser una falsa alarma, tal y como afirma un superior en otra entrevista, nada más y nada menos que el jefe de compras de Volkswagen.

Murat Aksel ha comentado en la publicación alemana Automobilwoche -«Semana del Automóvil» en la lengua de Goethe- que las preocupaciones geopolíticas relacionadas con los principales fabricantes de chips han creado nuevos problemas y desafíos. «Las inversiones para más capacidad [de producción] ahora están en camino, pero probablemente todavía habrá un déficit estructural en semiconductores hasta 2023 inclusive», dijo Aksel.

Este mismo ejecutivo dijo, allá por febrero, que esperaba que la escasez se resolviese este año, pero las cosas han cambiado. Hay tensiones entre China y Taiwán, Rusia está en vías de intensificar su mal llamada «Operación militar especial» en Ucrania, etc. Mientras tanto, Volkswagen trata de diversificar sus compras de microchips para depender menos de pocos proveedores.

De acuerdo a su publicación hermana, Automotive News, en 2021 la producción de los fabricantes perdida por este problema ascendió a 10 millones de unidades, mientras que en 2022 el impacto es un poco menos importante, 3,23 millones de unidades, y acabará por debajo de la mitad, 4 millones de unidades. Es más, Fortune contó que Volkswagen logró identificar 150 alternativas técnicas a sus proveedores habituales de chips.

El fabricante asume que la interrupción del suministro de microchips se ha convertido en algo crónico y que hay que considerar habitual. Hasta que no se resuelva dicha escasez, los fabricantes están por debajo de la demanda, lo cual perjudica sobre todo al cliente que busca un coche de precio más ajustado, porque para los modelos más caros y medios hay más chips, porque dan mayor margen comercial.

Esta escasez viene en el peor momento, cuando los coches tienen el máximo contenido en chips de la historia, debido a la electrificación, la conectividad, el infoentretenimiento de nueve generación, tableros de instrumentos totalmente digitales, gestión de sensores, etc. Y todo eso mientras la electrónica de consumo sigue aumentando su apetito voraz por los preciados semiconductores.

Vía | Carscoops
Fuente | Automobilwoche

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