Las motos eléctricas se han convertido en un peldaño perfecto para muchos usuarios a la hora de electrificar sus desplazamientos. Algo que tiene especial relevancia en los países en vías de desarrollo, donde las ventas de este tipo de vehículos ha explotado totalmente, y donde las empresas luchan por incrementar su capacidad de producción para atender la desaforada demanda.
Uno de los mejores ejemplos es la India. El gigante asiático ha visto como la demanda de este tipo de vehículos ha alcanzado cifras astronómicas. Un aspecto que tiene mucho que ver con los programas de incentivos públicos, que han ayudado a desplegar puntos de recarga, a poner en marcha líneas de producción, y a reducir los precios de los vehículos con incentivos directos.
Pero la India es un mercado donde las motos, scooters y los famosos rickshaws, están comenzando a ser sustituidos por modelos eléctricos impulsados por factores como su reducción de precios, que los sitúan entre un 15 y un 20% por encima de los modelos gasolina, pero con unos enormes beneficios en ahorro operativo y reducción de emisiones.
Las ventas han vivido un impresionante crecimiento en los últimos tres años. El shock de la pandemia también sacudió a unas grandes ciudades indias que vieron durante unas semanas como los cielos recuperaban su azul con la paralización del tráfico rodado en sus calles. Un aire limpio que disparó el interés de los usuarios y el gobierno en electrificar el transporte personal.
Esto llevó las ventas de motos eléctricas de prácticamente la irrelevancia total, a ocupar un 7% de las ventas en 2022. Un crecimiento exponencial que continuará su tendencia en los próximos años, hasta ocupar según las estimaciones, el 80% de las ventas antes de 2030.
Para cubrir esa demanda, será necesaria una capacidad de producción a la altura. Algunos empresarios han visto la oportunidad de negocio, y han puesto en marcha verdaderas gigafábricas, algunas de ellas como la de la startup Ather Energy, capaces de producir un scooter eléctrico en menos de 90 segundos.
Esta es solo la punta del iceberg de un mercado masivo que los informes indican necesitarán una inversión de al menos 285.000 millones de dólares para realizar la transición energética completa. Y eso solo para sustituir los modelos de dos y tres ruedas por modelos eléctricos.
El resultado será un sistema de transporte más limpio, eficiente, y que además permitirá a los propietarios reducir sus costes energéticos de forma sustancial.
Una industria que favorecerá sinergias con otras como las energías renovables, que se beneficiarán del interés que los propietarios de vehículos eléctricos suelen mostrar una vez adquirido su vehículo, buscando fórmulas para reducir incluso más sus facturas eléctricas.
Vía | CNN
