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Se aprueba el sistema de almacenamiento en aire comprimido más grande del mundo

Una de las claves para lograr un sistema 100% alimentado por energías renovables, es contar con un respaldo suficientemente robusto como para mitigar las intermitencias. De esa forma podremos dejar de depender de fuente contaminantes, y caras, como el gas, e ir reduciendo más paulatinamente la de otras como la nuclear. Entre las opciones para este respaldo están las baterías químicas, los sistemas hidráulicos de bombeo, pero también hay alternativas con mucho potencial como el aire comprimido (A-CAES).

Precisamente esta tecnología ha recibido un fuerte impulso en este inicio de año gracias a un ambicioso plan del gobierno de Australia para convertir una caverna en desuso en una de las instalaciones de almacenamiento de energía de aire comprimido más grandes del mundo.

El gobierno del estado de Nueva Gales del Sur, ha lanzado una ambiciosa licitación energética con un total de 4 GWh de almacenamiento y 750 MW de proyectos eólicos y solares. 

Almacenamiento por aire comprimido: la nueva alternativa

Uno de los proyectos lo pondrá en marcha el desarrollador canadiense Hydrostor, ganador una adjudicación del gobierno para poner en marcha un almacén de energía de 200 MW que pueda bombear energía limpia durante ocho horas en la remota ciudad minera de Broken Hill.

El director ejecutivo de Hydrostor, Curtis VanWalleghem, dijo que el contrato ganado por su empresa es un «gran voto de confianza no sólo en el almacenamiento de energía de larga duración, sino también en nuestra solución de aire comprimido como vía tecnológica clave para la descarbonización y la fiabilidad de la red en toda Australia«.

La base de este sistema es el utilizar los excedentes de producción de los parques eólicos y solares, para almacenar energía a gran escala en una instalación que en solitario es capaz de llegar a los 1.5 GWh. Cifra que podemos comparar con los 8.3 GWh de almacenamiento que tenemos en España entre todas las instalaciones.

El almacenamiento de energía de aire comprimido A-CAES se basa en el ciclo de la turbina de gas. El excedente de energía se usa para comprimir aire usando un compresor rotativo y luego almacenarlo, a menudo en una cámara subterránea. Cuando se requiere energía, se libera de la cámara y pasa a través de una turbina de aire que genera electricidad a partir del flujo de aire a alta presión.

Entre las características más interesantes de esta tecnología, es que los operadores pueden producir energía a demanda, pudiendo adaptar la potencia de salida a los requisitos de la red eléctrica en tiempo real, con una respuesta casi instantánea.

Una tecnología que cuenta también entre sus puntos más favorables su baja huella de emisiones, al utilizar instalaciones ya existentes, y además disfruta de una larga vida útil, más de 50 años, en una licitación australiana que marca como fecha para el inicio de sus operación para principios de 2028.

Entre los puntos negativos, y que han frenado su expansión masiva hasta el momento, está su eficiencia. Se estima que actualmente ronda el 65%, pero esto lo compensa con una escala de los proyectos de grandes dimensiones que permiten amortizar los costes. Algo en lo que también ayuda el que puedan situarse en zonas abandonadas, como viejas minas, situadas habitualmente en áreas en gran parte despobladas pero conectadas a la red, y cuyo coste de instalación es menor que en las zonas pobladas.

Pero lo más importante, es que esta es una opción más de almacenamiento de energía, que se puede combinar con otras tecnologías, como las baterías. 

Como ejemplo, dentro del mismo proyecto, el gobierno adjudicó otras dos instalaciones de baterías. Una es un proyecto de 275 MW de potencia y nada menos que 2.200 MWh de capacidad, con una segunda licitación de 49MW/392MWh.

Fuente | Hydrostor

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