
El engaño de los e-fuels: un coche eléctrico recorre seis veces más kilómetros con la misma energía que uno de combustión
Mientras Europa se prepara para un posible futuro en el que los motores de combustión sobrevivan más allá del 2035, los expertos alertan del «error» que supondría una medida de estas características.

Alemania, tanto por parte de su gobierno como del lado de los fabricantes, llevan mucho tiempo presionando a Europa para que los motores de combustión sobrevivan más allá del 2035. Los germanos quieren que sobrevivan los «motores de combustión altamente eficientes», incluyendo en esta ecuación los vehículos híbridos enchufables, los eléctricos de autonomía extendida y los alimentados por combustibles sintéticos y biocombustibles.
Pero, ¿realmente existe un motor de combustión tan eficiente? Y sobre todo, ¿si lo comparamos con un coche eléctrico? Esta es la reflexión a la que quiere que lleguemos el físico Johannes Kückens, que en una interesante entrevista para DerStandard, revela lo que se esconde en realidad tras los motores, tanto térmicos como eléctricos, en el apartado de la eficiencia.
Ese término de motores de combustión «altamente eficientes» que se intenta vender desde Alemania es, para Kückens, engañoso: «Me molesta mucho, no es un término físico, sino una palabra de moda política. Los grupos de presión y los políticos probablemente la usan para ocultar un problema fundamental».

Pero vayamos con las cifras: según el físico y periodista científico alemán, los vehículos eléctricos alcanzan un 70% de eficiencia real, frente al 25% de los vehículos con motores térmicos alimentados por combustibles fósiles, y ojo, frente al 11% de los alimentados por e-fuels. Esto en condiciones reales de uso, ya que los motores térmicos más modernos podrían llegar incluso al 65% de eficiencia, pero eso solo en condiciones ideales que nunca se dan en uso real de carretera (a plena carga en su rango óptimo de revoluciones).
Para entender esto, hay que comprender primero lo que se esconde detrás del término de eficiencia y cómo funciona en los motores de combustión interna: «La energía del combustible se convierte en calor mediante la combustión, y esta energía térmica se convierte en movimiento. En el proceso se pierde una cantidad increíble de energía. Una parte significativa de la energía permanece en forma de calor y debe liberarse al medio ambiente; de lo contrario, el motor simplemente se detendría».
La cantidad de calor generado durante la combustión se puede convertir en movimiento del coche es precisamente lo que se llama eficiencia. «Las posibilidades del motor de combustión se agotaron hace tiempo», asegura Kückens, que reconoce la enorme evolución sufrida por los motores desde la primera máquina de vapor, que apenas presentaba una eficiencia del 0,5%. Sin embargo, los motores térmicos han tocado techo por una cuestión meramente física.

Y en esa dicotomía en la que se encuentra la industria, aparecen los coches eléctricos, que en la teoría podrían alcanzar el 90% de eficiencia (70% en uso real). «Los coches eléctricos son mucho más eficientes porque cuentan con un motor eléctrico de alta eficiencia. Si se convierte la energía en kWh, se puede recorrer tres veces más distancia con la misma cantidad de energía en un coche eléctrico que con un vehículo de combustión que funciona con combustibles fósiles. Además, un motor eléctrico no produce emisiones locales y tiene un diseño mucho más sencillo».
En cambio, el “engaño” de los e-fuels va mucho más allá de lo que podamos pensar. Su producción se da en tres etapas en las cuales hay un uso intensivo de energía: electrólisis para la obtención de hidrógeno, atrapar el CO2 del aire para obtener el carbono, y la combinación de ambos para síntesis de los hidrocarburos. «Debido al complejo proceso de producción, estos combustibles contienen solo la mitad de la energía que se invirtió inicialmente en electricidad renovable. Y el hecho de que los e-combustibles se inyecten en un motor de combustión es problemático: en última instancia, sólo algo más del 10% de la energía utilizada llega a la carretera».



