Desde hace un tiempo, hemos estado viendo como grupos de autodenominados activistas climáticos, están lanzándose a nuevas acciones como el pinchado o desinflado de los neumáticos de los SUV con motor de combustión, abanderando una causa contra el enorme impacto ambiental de los mismos. Algo ante lo que las autoridades no pueden hacer casi nada.
Estos grupos no están organizados, y no tienen una estructura jerárquica. Se coordinan en grupos cerrados de Facebook o mediante correos electrónicos cifrados, y muchos actúan de forma independiente, haciendo más difícil todavía su identificación.
Alemania se ha convertido en uno de los epicentros de un movimiento global con presencia en Australia o Reino Unido, y que está actuando principalmente en barrios acomodados donde los grandes SUV se han convertido en una tendencia entre los conductores urbanos.
Las razones que esgrimen en sus protestas es que los SUV son la segunda causa del aumento global de las emisiones de dióxido de carbono en los últimos diez años.
Según los datos de la organización europea Transport & Environment (T&E) de media, los SUV emiten 132 gramos de CO2 por kilómetro recorrido (g CO2/km), mientras que los utilitarios convencionales emitirían 118 g CO2/km).
Esta realidad ha llevado incluso a la Comisión de Transporte del Parlamento Europeo ha presentar una propuesta para frenar el reinado de los SUV. La idea es que este tipo de coches, más grandes, más pesados y más contaminantes, estén sujetos a una regulación específica, de tal forma que los conductores europeos tengan que sacarse un carnet específico para pilotar estos vehículos y cualquiera que pese más de 1,8 toneladas.
Los activistas de los pinchazos contra los SUV
Pero para muchos, esta medida no deja de ser estética, ya que solamente limitaría el acceso a este tipo de vehículos a los menores de 21 años, y se exigiría una experiencia mínima de 2 años con el carné de conducir. Y el cliente tipo de estos modelos suelen cumplir en su aplastante mayoría estas condiciones.
Es por eso que la campaña de ataques contra los SUV no solo se mantiene, sino que se intensifica. Sólo la policía de Berlín recibió 1.000 denuncias de este tipo en 2023. De hecho, los pinchadores de neumáticos han aumentado sus actividades en Alemania desde el verano.
Para los activistas, las manifestaciones con carteles y banderas ya no son suficientes. Al igual que los agricultores que bloquean con sus tractores, recurren a métodos no convencionales para aparecer en el frenético ajetreo del mundo de las noticias y generar presión.
El modus operandi es bastante sencillo. Actúan de noche, colocando un dispositivo en la válvula de cada neumático, lo que permite un desinflado discreto y paulatino. Entre 30 minutos y tres horas, los neumáticos del coche están totalmente desinflados. Al mismo tiempo, colocan unas pegatinas en el parabrisas avisando al conductor de la acción, y los motivos para la misma.
Y es que este método es más seguro que los pinchazos, que son muy raros. De esa forma, el conductor puede recibir el mensaje, pero también puede hinchar las ruedas para seguir su rutina diaria sin tener que comprar unos neumáticos nuevos. Lo que supone más contaminación.
Además, con este formato, los activistas evitan daños materiales, lo que supone que se pueden mover en una zona gris de la legislación. Incluso aunque les identifiquen, las autoridades tendrían muy difícil aplicar alguna sanción.
De momento, las autoridades se limitan a registros domiciliarios, que buscan principalmente intimidar. Según los expertos, detrás de estas acciones de la policía hay más un mensaje mediático y político. Una forma publicitaria de abordar el asunto.
Una forma de protesta que no es completamente nueva, sólo que está experimentando un resurgimiento a gran escala. En 2007, grupos organizados arrasaron cientos de unidades de modelos de Land Rover, Volkswagen Touareg y Mercedes ML320 en Berlín.
El resultado fue de tres detenidos que pasaron 16 horas en el calabozo, algunos de ellos en régimen de aislamiento. El resultado, libres con una multa de 400 euros cada uno.
Para otros, estas acciones están dirigidas a su objetivo. A diferencia de los bloqueos de carreteras, que afectan a todos por igual, los ataques a los SUV son una medida más quirúrgica, donde se expone al condcutor sobre los peligros ambientales de su vehículo. Algo que busca hacer reflexionar a los propietarios, en una medida que puede provocar incluso un efecto vergüenza, como el que se está extendiendo en el norte de Europa a coger un avión. El «flygskam«.
Por supuesto, las acciones no siempre aciertan en su objetivo. Son varios los SUV eléctricos que han sido atacados confundidos con modelos diésel o gasolina. También algunos híbridos enchufables, e incluso modelos compactos han sufrido el pinchazo de sus ruedas, mientras que grandes SUV a su lado han quedado intactos.
Opinión
Por supuesto, unas acciones en todo caso injustificables, ya que se ataca al cliente final y a su decisión que debe ser siempre respetada. Unas protestas que deberían enfocarse en la información sin agresiones a los vehículos, y también en tratar de cambiar la mentalidad de clientes y políticos para hacer un cambio energético fundamental para el futuro ambiental y económico de una Europa peligrosamente dependiente en el aspecto energético.
