El último Smart Fortwo ha salido de la planta francesa de Hambach. Aunque Mercedes-Benz vendió dicha factoría a Ineos en 2020, el nuevo propietario siguió fabricando el pequeño urbanita bajo contrato hasta finales de marzo. Su desaparición supone el fin de una era para el fabricante alemán, pues el Fortwo llevaba siendo su modelo insignia desde 1998, cuando se lanzó al mercado bajo el nombre City Coupé.
«Según lo planeado, la producción de los actuales modelos biplaza Smart EQ Fortwo Coupé y Cabrio terminará a finales de marzo de 2024», confirmaba recientemente a la prensa germana un portavoz de la marca. Disponible desde hace cinco años exclusivamente como eléctrico, el Fortwo era el último vestigio que quedaba en la gama de la «antigua» Smart, ya que en 2019 Mercedes-Benz vendió la mitad de la empresa al grupo chino Geely. Sus últimas propuestas, los crossover eléctricos #1 y #3, por el momento se ensamblan en el país asiático.
Geely aporta la tecnología eléctrica de los nuevos Smart, mientras que Mercedes-Benz sólo es responsable de su estética. El objetivo de los nuevos propietarios es reposicionarla en el segmento premium para competir contra MINI, algo que se deja notar en el tamaño de los #1 (4.27 metros de largo) y #3 (4.40 metros de largo).
A pesar de todo, en Smart son conscientes de que el alma de la compañía reside en el Fortwo. Cuando alguien piensa en Smart, lo primero que le viene a la cabeza es el diminuto biplaza que tanto ha proliferado en las grandes urbes europeas. Por este motivo, ya se está trabajando en la cuarta generación del modelo, que cambiará una vez más de nombre (#2) para adaptarse al nuevo sistema de nomenclaturas corporativo.
El Fortwo de cuarta generación será renombrado como Smart #2
Los rumores apuntan a que el Smart #2 podría compartir plataforma con el Geometry Panda Mini de Geely, si bien tampoco se descarta que emplee una plataforma propia. Lo que es prácticamente seguro es que no tendrá nada que ver con el anterior Fortwo eléctrico, puesto que la plataforma Edison sobre la que se asentaba fue un desarrollo llevado a cabo con Renault.
Salvo sorpresa, su producción también se llevará a cabo en China, algo que ayudará a mantener los costes a raya, pues uno de los problemas endémicos de Smart siempre ha sido su baja rentabilidad a pesar de que sus vehículos nunca se han caracterizado por resultar precisamente asequibles.
Fuente | ecomento
