Como el coche eléctrico, con un sistema de carga bidireccional, puede ser un salvavidas

Una de las características más interesantes, y menos publicitadas, de las últimas generaciones de coches eléctricos, es su capacidad en muchos casos de poder exportar electricidad. Un sistema pensado para alimentar pequeños electrodomésticos, cargar bicis, pero que con unos 3 kW de potencia habitual, pueden servir para muchas más cosas. Incluso salvar vidas.

Esto es lo que ha comprobado un matrimonio australiano, que la pasada nochebuena han visto como una tormenta dejaba a toda la ciudad sin servicio de electricidad. Un evento más habitual de lo que les gustaría.

Por suerte para esta familia, el pasado mes de febrero se compraron un BYD Atto 3, que cuenta con carga bidireccional. 

En un primer momento esperando el rápido regreso del servicio eléctrico, enchufaron las neveras para evitar la pérdida de la comida. Incluso invitaron a sus vecinos a hacer lo mismo. Pero pasaban las horas y la energía de la red general no volvía.

Entonces decidieron dar un giro, y dedicaron la energía que todavía tenía la batería, que estiman habría dado para tres días de un consumo básico, para atender las necesidades de la máquina de diálisis que tienen en casa para su hijo. 

Y es que este pequeño tiene un problema de salud que le tiene pendiente de un trasplante, y también dependiente de una máquina que le mantiene con vida. Una máquina que ha podido seguir funcionando de forma normal gracias a la batería de su coche eléctrico.

No ha sido el único caso que ha saltado a la prensa australiana, y otro residente de la zona, una profesora, decidió ofrecer la batería de su coche eléctrico para que sus vecinos pudiesen realizar labores de emergencia, como enchufar sus congeladores, abrir puertas eléctricas, o cargar sus dispositivos electrónicos.

Un efecto publicitario que ha llegado a una buena cantidad de personas, y que nos recuerda a lo vivido hace unos años en la misma región cuando las tormentas dejaron durante varias semanas zonas rurales sin electricidad. Un evento que disparó las ventas de sistemas solares y baterías de respaldo, que convirtieron a Australia en una de las grandes referencias mundiales en su implantación.