La ofensiva de Europa contra los coches eléctricos chinos podría resultar un desastre para nuestra industria
China congelará las inversiones en la producción de coches eléctricos en Europa, lo que ralentizará la industria y hará perder competitividad a todo el sector, con consecuencias imprevisibles de futuro.
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Publicado: 14/11/2024 11:35
La industria automovilística europea atraviesa un período clave para su futuro. Ante el crecimiento imparable de los fabricantes chinos, la Unión Europea ha decidido dar un golpe imponiendo nuevos aranceles a las importaciones. Una estrategia que pretendía estimular la producción local, pero que bien podría volverse contra nuestra industria por la falta de competitividad, y las puertas abiertas a los modelos híbridos e híbridos enchufables chinos, que no tienen competencia.
La ofensiva de Bruselas fue clara: imponer aranceles a los coches eléctricos chinos importados a Europa. ¿El objetivo? Alentar a los fabricantes asiáticos a invertir directamente en suelo europeo en lugar de inundar el mercado con vehículos producidos en China. Una estrategia que, sobre el papel, parecía pertinente para preservar los puestos de trabajo y los conocimientos industriales europeos.
Esta decisión se produce en un contexto en el que los fabricantes chinos están ganando rápidamente cuota de mercado en Europa, en particular gracias a modelos eléctricos competitivos. Marcas como BYD, MG o Nio empiezan a surgir como serios competidores de los históricos fabricantes europeos.
Pero el plan le ha estallado en las manos a Bruselas, que ha realizado una aproximación totalmente chapucera. Y es que por un lado, los aranceles afectarán también a los coches eléctricos de las marcas europeas fabricados en China. Algo que por otro lado, puede tener cierto sentido.
Pero la mayor de las meteduras de pata ha sido la exclusión de estos aranceles de los coches con motor de combustión, híbridos e híbridos enchufables, que pueden acceder a nuestro mercado pagando el básico 10% que está vigente.
Unos vehículos muy competitivos en lo económico, principalmente los híbridos enchufables, frente a los que los europeos no tienen alternativas. Algo que ha llevado a la rápida expansión de varias marcas en nuestro mercado, que buscan hacerse un hueco gracias a la alfombra roja tendida por Bruselas.
Y es que hoy en día es raro circular por cualquier carretera o ciudad española, y no cruzarse con un MG. La pionera en su expansión que está creciendo de forma sustancial, mientras las ventas de coches eléctricos se estancan.
BYD, Jaecoo, Omoda, DFSK, a los que en 2025 se unirán AVATR, Firefly, e incluso los japoneses de Mitsubishi han visto un boquete de considerables dimensiones en los que se atreven a regresar a Europa.
Congelación de inversiones
Otra de las consecuencias de los aranceles será la congelación de las inversiones de los grupos chinos en Europa. Queríamos que fabricasen aquí, pero con la puesta en marcha de aranceles se ha logrado el efecto contrario.
Esta congelación de las inversiones supone un importante revés para varios países europeos que contaban con la llegada de estos gigantes chinos para impulsar su tejido industrial. Polonia ha sido la primera afectada con la eliminación de la inversión de Leapmotor. Pero esto también puede afectar a otros mercados que están viendo cómo se alejan las perspectivas de miles de empleos y de inversiones masivas en su infraestructura por la torpe decisión de Bruselas.
Esta situación revela las contradicciones y dificultades de la Unión Europea para poner en marcha una estrategia industrial coherente. A diferencia de Estados Unidos, que ha optado por un enfoque más radical al bloquear casi todas las importaciones de vehículos chinos, Europa está luchando por presentar un frente unido, pero lo hace con un verdadero colador como arma principal.
La complejidad administrativa y regulatoria de los 27 países miembros hace que las inversiones sean más complicadas que al otro lado del Atlántico.
La estrategia europea podría tener consecuencias duraderas e inesperadas. Por un lado, el continente corre el riesgo de perder miles de millones de euros de posibles inversiones en un sector clave de su economía. Por otro lado, los fabricantes chinos pueden seguir ganando cuota de mercado con sus modelos térmicos e híbridos, muchas veces más competitivos en términos de precio.
Esta situación es tanto más preocupante a la vista de que los fabricantes europeos no logran ofrecer coches eléctricos asequibles. Volkswagen, líder histórico del mercado automovilístico europeo, atraviesa actualmente su crisis más grave, con amenazas de despidos masivos y cierre de fábricas.
La decisión de imponer nuevos aranceles a los coches eléctricos chinos también ha puesto de relieve las diferencias entre los países miembros de la UE. Alemania, muy dependiente del mercado chino para sus fabricantes premium, acabó votando en contra de estas medidas. España, bajo amenaza de represalias por sus exportaciones de carne de cerdo, se abstuvo, lo que deja un rayo de esperanza de recibir inversiones. Francia, por su parte, apoyó la introducción de estos impuestos, entrando muy probablemente en la lista negra de Pekín junto con Polonia.
Una situación que tiene un claro vencedor, que será China. Su industria evoluciona de forma imparable, con un mercado interno que ha superado las 1.4 millones de unidades de coches eléctricos e híbridos enchufables en octubre, lo que les permite afianzar su economía de escala y continuar mejorando sus propuestas y reduciendo costes.
Y en lugar de situarse a su lado y crecer, los fabricantes europeos junto con los políticos han decidido levantar un muro y esconder la cabeza a la espera de que pase el tsunami. Pero antes o después, incluso con aranceles, los fabricantes chinos entrarán en Europa, donde no encontrarán competidores y se harán sin dificultades con el mercado.