El CEO de Volkswagen señala que el fabricante arrastra «décadas de problemas estructurales»
Oliver Blume, máximo responsable del Grupo Volkswagen, afirma que los problemas que padece la compañía en la actualidad son estructurales y vienen dándose desde hace décadas, lo que explica la profunda crisis en la que se encuentra sumida a día de hoy.
El Grupo Volkswagen se encuentra en una situación complicada. Sus ventas en el mercado europeo no han recuperado los niveles previos a la pandemia de COVID-19, mientras que en el mercado chino ya no ostenta la posición de liderazgo de la que disfrutó durante años debido al auge de los fabricantes locales, mucho más avanzados en términos de electrificación.
Los resultados de la compañía se han resentido a raíz de su titubeante rendimiento comercial: en el tercer trimestre, sus ganancias se desplomaron un 63.7%, mientras que en el acumulado de los nueve primeros meses del año la caída ha sido del 30.7%. Por este motivo, la cúpula directiva está preparando un drástico plan de ahorro de costes que afectará a su plantilla alemana.
De acuerdo con Oliver Blume, CEO del conglomerado, los problemas de Volkswagen son estructurales y se han prolongado durante décadas, lo que explica la grave crisis que atraviesa en la actualidad. En su opinión, los ajustes anunciados en los últimos días (que incluyen bajadas de suelo, congelación de salarios y el posible cierre de plantas) son necesarios para asegurar la supervivencia de la empresa.
«Aquí [en Alemania], por ejemplo, nuestros costes laborales suelen ser más del doble que la media de nuestras sedes europeas. También es necesario actuar sobre nuestros costes de desarrollo, así como en otros ámbitos, en comparación con nuestros competidores. El objetivo de reducir nuestros costes y capacidad [de producción] ya está fijado«.
El Grupo Volkswagen podría cerrar hasta tres plantas en Alemania
Entre enero y septiembre, el margen operativo de la marca principal del grupo fue de apenas el 2.1%. «Sólo si encontramos juntos soluciones para alcanzar nuestros objetivos financieros podremos imaginar perspectivas concretas para las sedes alemanas y una posible seguridad laboral», declaraba hace unos días Arne Meiswinkel, principal negociador del fabricante con los sindicatos germanos.
Además de una planta de componentes, Volkswagen está evaluando el cierre de sus factorías en Dresde y Osnabrück, dedicadas a la producción de automóviles. La primera recientemente perdió toda su carga de trabajo debido a la baja demanda del ID.3, mientras que la segunda muy pronto dejará de fabricar los T-Roc Cabrio y Porsche 718 Cayman/Boxster, pues el primero no tendrá reemplazo y el segundo pasará a hacerse en Stuttgart-Zuffenhausen cuando debute su nueva generación a lo largo del año que viene.
Fuente | Motor1