Prueba Citroën ë-C3. El primer utilitario eléctrico asequible «made in Europe»
El mercado europeo está sediento de coches eléctricos asequibles. Al contrario que en China, donde la amplísima oferta de modelos de bajo coste ha impulsado las ventas de este tipo de vehículos hasta lograr una cuota del 25%, en el viejo continente no hay prácticamente opciones por debajo de la barrera de los 25.000 euros.
Las pocas propuestas disponibles en dicho rango de precios pertenecen al segmento A (urbanos) y ofrecen autonomías de aproximadamente 200 km: Dacia Spring, FIAT 500e, Renault Twingo E-TECH… Por ello, la llegada del ambicioso Citroën ë-C3 supone un soplo de aire fresco, puesto que sus ajustadas tarifas no están reñidas con unas especificaciones superiores a las de los modelos antes mencionados.
El recién llegado es el primer integrante de una nueva ola de eléctricos económicos en el segmento B (utilitarios), grupo al que también pertenece el Renault 5, así como los futuros CUPRA Raval, FIAT Panda, Nissan Micra y Volkswagen ID.2. Pero como se suele decir, el que golpea primero, golpea dos veces.
El ë-C3 llegará a las carreteras con meses de ventaja respecto al R5: mientras que las entregas del Citroën comenzarán este mismo verano, el Renault se hará esperar hasta diciembre; además, sus versiones de precio equivalente no desembarcarán hasta 2025. Pero ser el primero en llegar no lo es todo, por lo que nos hemos puesto al volante de la última creación de la firma de los chevrones durante su presentación internacional en Austria para comprobar si realmente da todo lo que promete.
El Citroën ë-C3 no es un SUV… pero lo parece
El Citroën C3 de cuarta generación es prácticamente igual de largo (4.01 metros) y ancho (1.75 metros) que su predecesor. La cota que cambia es la de la altura, ya que con 1.58 metros le saca 10 cm al modelo anterior. Esto se debe a que la marca ha optado por dotarlo de una estética SUV acorde a la moda imperante, aunque en la práctica no deja de ser un hatchback «de los de toda la vida».
Su carrocería luce el nuevo lenguaje de diseño corporativo, inspirado en el prototipo Oli [all-ë]. Tanto los faros delanteros como los pilotos adoptan una característica forma de C, con una firma lumínica formada por dos líneas horizontales y una vertical. En ambos casos, los grupos ópticos están unidos por una moldura negra y estriada que imita el patrón del logo, un detalle que también encontramos en la toma de aire inferior y en los pasos de rueda.
Dependiendo del nivel de acabado, el ë-C3 equipa llantas de chapa de 16 pulgadas con tapacubos o llantas de aleación de 17 pulgadas. La pintura bicolor y las barras en el techo están reservadas a la terminación tope de gama; por otro lado, Citroën ofrece unas molduras extraíbles e intercambiables en las air curtains delanteras y en el pilar C para personalizar el coche a nuestro gusto.
El habitáculo es sencillo, acorde con la orientación popular del vehículo. En el interior predominan las líneas horizontales y los plásticos rígidos, si bien todas las piezas están bien ensambladas y se sienten sólidas al tacto. La zona intermedia del salpicadero está forrada de tela, lo que le da un toque más cálido y acogedor al conjunto.
El Citroën ë-C3 carece de instrumentación: en su lugar cuenta con un sencillo Head-up Display proyectado que se consulta por encima del aro del volante, como ocurre en los Peugeot con i-Cockpit. La versión de acceso You carece de un sistema de infoentretenimiento integrado con pantalla táctil, aunque sí que dispone de un soporte para smartphone.
A esto habría que sumar la app My Citroën Play, que aglutina las principales funciones multimedia. Al acoplar nuestro dispositivo, la aplicación se inicia automáticamente mediante tecnología NFC, dando acceso directo al teléfono, la radio, el navegador y la reproducción de música.
El acabado tope de gama Max incluye el sistema My Citroën Drive asociado a una pantalla táctil de 10.25 pulgadas. Su respuesta es correcta en términos de rapidez y resulta intuitivo de utilizar, pero no se trata de un infotainment visualmente vistoso ni ofrece demasiadas funciones adicionales más allá de las básicas; eso sí, dispone de navegador y conectividad inalámbrica mediante Apple CarPlay y Android Auto.
La posición de conducción es cómoda, algo a lo que ayudan los asientos Citroën Advanced Comfort, dotados de un acolchado muy mullido (aunque con poco soporte lateral). El conductor va sentado más alto que en un utilitario convencional. Esta altura adicional también se deja notar en las plazas traseras, pues el espacio para la cabeza es sobresaliente: con 1.75 metros de alto, me quedaban seis dedos hasta tocar el techo, mejorando con ello a modelos mucho más grandes.
El espacio para las piernas es más que correcto y la plaza central resulta bastante aprovechable gracias al diseño plano de la banqueta y a la ausencia de reposabrazos en el respaldo; eso sí, está limitada tanto por anchura como por la intrusiva consola central. El maletero cubica 310 litros, una cifra normal dentro de la categoría, si bien la boca de carga queda demasiado alta.
Habría que destacar que los controles del climatizador son físicos y no se aglutinan en la pantalla táctil, lo que mejora la ergonomía; por contra, elementos como los elevalunas eléctricos traseros o el respaldo de la segunda fila dividido en dos partes no están disponibles en el acabado You, sólo en el Max.
Eficiencia y confort de marcha
El Citroën ë-C3 hace uso de la plataforma Smart Car del grupo Stellantis, derivada de la ya conocida CMP/eCMP. Utiliza un motor de 113 CV (83 kW), el cual le permite completar el 0-100 km/h en 10.4 segundos y alcanzar una velocidad punta de 135 km/h. No tiene una respuesta tan viva como otros eléctricos más potentes, pero resulta a todas luces solvente en un uso urbano y extraurbano.
Durante nuestro test, que discurrió principalmente por carreteras secundarias, el consumo se situó en unos 13.6 kWh/100 km, una cifra bastante ajustada. Aunque tendremos que confirmarlo en una futura prueba de mayor duración, a priori parece un modelo muy eficiente.
La batería tiene 44 kWh brutos (42 kWh útiles) de capacidad. Sus celdas, suministradas por el fabricante chino SVOLT, son de tipo LFP (litio-ferrofosfato), una química conocida por su durabilidad. La autonomía homologada se sitúa en 326 km WLTP, por lo que no queda demasiado lejos de los 285-310 km de nuestros cálculos preliminares.
En cuanto a la carga, anuncia un pico de 7.4 kW en corriente alterna (20-100% en 5 horas y 40 minutos) y de 100 kW en corriente continua (20-80% en 26 minutos). Opcionalmente (400 euros) se ofrece un cargador trifásico de 11 kW (20-100% en 3 horas y 50 minutos).
Siguiendo la tradición de la marca, el ë-C3 se revela como un automóvil muy confortable. La suspensión Citroën Advanced Comfort con topes hidráulicos progresivos ofrece una elevada capacidad de filtrado, aunque al tener un tarado blando, le da al coche un comportamiento poco ágil. Teniendo en cuenta el target al que va dirigido, esto no me parece un problema; además, en ningún momento se siente pesado a pesar de arrojar más de 1.400 kg en vacío.
El tacto del pedal de freno resulta menos artificial que en otros eléctricos de Stellantis como el Peugeot E-208. Hay dos modos de conducción disponibles: el estándar y el «C» (City), que reduce la respuesta de la mecánica. La insonorización parece mejorable, algo que de nuevo tendremos que juzgar en mayor profundidad en futuras pruebas.
Gama y precios
Como hemos indicado antes, la gama está compuesta por dos niveles de acabado: You y Max, que cuestan respectivamente 22.590 y 27.090 euros antes de ayudas. El salto entre ambos es bastante acusado no sólo en términos de precio, sino también de presentación y equipamiento. Más adelante se añadirá una variante intermedia Plus, que debería convertirse en la opción más equilibrada de la gama, así como una versión de acceso con 200 km WLTP por 20.490 euros.
El You incluye de serie la suspensión Citroën Advanced Comfort con topes hidráulicos progresivos, aire acondicionado, control de crucero, sensores de aparcamiento traseros, faros delanteros LED, sensor de luz, retrovisores laterales con ajuste eléctrico, llantas de 16 pulgadas con tapacubos, My Citroën Play, seis airbags, Active Safety Brake, alerta de cambio involuntario de carril, reconocimiento del límite de velocidad y alerta de atención al conductor.
El Max añade protecciones grises en los paragolpes, barras en el techo, llantas de aleación de 17 pulgadas, las molduras decorativas Color Clip, pintura bitono, pilotos LED, el sistema My Citroën Drive asociado a una pantalla de 10.25 pulgadas, asientos Citroën Advanced Comfort, climatizador, cargador inalámbrico para smartphones, cámara de marcha atrás (de resolución algo pobre), sensor de lluvia, elevalunas eléctricos traseros, retrovisores exteriores abatibles eléctricamente, retrovisor interior electrocromo, volante de cuero sintético, tapicería mixta tela/TEP, asiento del conductor con regulación en altura, respaldos de la segunda fila divididos en proporción 60/40 y cristales traseros tintados.
Conclusiones
El Citroën ë-C3 es probablemente uno de los lanzamientos eléctricos más importantes del año. Se trata de un automóvil eficiente y confortable, y aunque peque de esencial o incluso de espartano en algunos apartados, resultará más que suficiente para aquellos que busquen un solvente coche de diario. Si bien no es un vehículo para viajes largos (ni lo pretende), su autonomía le permite resultar más polivalente que otras propuestas en su rango de precios.
El acabado de acceso no destaca por su amplia dotación, pero incluye de serie la carga rápida, algo que no ocurrirá con el Renault 5 básico, su principal rival. Además, si tenemos en cuenta las ayudas estatales, sale prácticamente por el mismo precio que el C3 de gasolina (14.990 euros). Nada mal para un modelo fabricado en suelo europeo (concretamente en Trnava, Eslovaquia).