
¿Y si España aprueba un programa de leasing social como Francia para impulsar las ventas de coches eléctricos?
La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles ha publicado un nuevo informe en el que da una serie de recomendaciones a los políticos europeos para implantar programas de leasing social como el que triunfó en Francia.

Los diferentes actores de la industria automovilística europea siguen devanándose los sesos buscando formas de aumentar las ventas de coches eléctricos y su participación en el mercado del Viejo Continente. La última propuesta proviene directamente de ACEA, la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles, que ha emitido un nuevo informe en el que trata un tema realmente interesante.
Se trata del leasing social. Si lo recuerdas, Francia instauró el año pasado un programa innovador en el que facilitaba el acceso de las familias más vulnerables o con menos recursos económicos a vehículos eléctricos. Bajo ciertas condiciones, bastaba con pagar una cantidad desde los 40 euros al mes para un Renault Twingo E-TECH, desde los 99 euros mensuales para un Peugeot E-208, o desde 149 euros para un Skoda Enyaq. En total, había 22 modelos diferentes disponibles.
Ahora, desde ACEA se plantean: ¿por qué no extender estos programas el resto de países de la Unión Europea? El éxito en Francia fue importante, y para esta asociación estos programas pueden desempeñar un «papel fundamental en la transición hacia las cero emisiones». Estas medidas promueven la inclusión social y equidad a la hora de dar acceso a los coches eléctricos, tanto para familias como para microempresas. Eso sí, no es tan sencillo como parece.

En su informe, ACEA da hasta siete recomendaciones específicas para implantar este tipo de programas con éxito en los diferentes mercados europeos. El número uno y quizás valor más importante es que este programa va «dirigido a la población vulnerable», cubriendo sus necesidades. La asociación apuesta por que sea cada Estado miembro el que escoja los criterios de elegibilidad específicos en función de sus circunstancias sociales y económicas.
ACEA plantea algunas soluciones interesantes y que no se dieron en el programa francés: por ejemplo, la inclusión de vehículos eléctricos de segunda mano, lo que se traduciría en dar a elegir opciones potencialmente más asequibles, pero que requeriría también mecanismos bien definidos. El objetivo último, como bien reconocen, es «hacer que el arrendamiento sea asequible», apoyando en este caso un porcentaje importante de la tarifa mensual del arrendamiento. Así, se podría llegar a un mayor número de conductores durante más tiempo.
Los hogares son importantes en esta ecuación, pero también estos programas de leasing social deben llegar a otros actores, como las pequeñas y medianas empresas, así como las microempresas. ACEA pone énfasis también en hacer más fácil el acceso a estos programas, con trámites burocráticos minimizados, generando mecanismos de financiación que sean sostenibles y que no generen cargas presupuestarias públicas excesivas.

En este sentido, la asociación pone de relieve el Fondo Social para el Clima, pero los gobiernos deben explorar instrumentos financieros adicionales: «El arrendamiento social debe considerarse un componente vital de una estrategia más amplia de implementación de vehículos eléctricos que incluya diversos incentivos para apoyar a todos los segmentos de la sociedad».
Estas medidas contribuirían a los gobiernos a cumplir, o al menos acercarse más, a los objetivos climáticos de la Unión Europea. Una herramienta que podría ser «positiva para abordar la pobreza en el transporte y ser un pilar de una estrategia más amplia» que permita llenar las carreteras de coches eléctricos y que estos sean accesibles para las personas más vulnerables.