
¿Cuánto habría vendido Tesla sin la entrada de Elon Musk en política?
Un estudio demuestra cómo la imagen pública de Elon Musk después de su entrada en política ha frenado las ventas de Tesla de forma sustancial, acelerando la expansión de algunos de sus rivales que han aprovechado el vacío dejado por la marca americana.

El estudio ha sido realizado por la NBER, una organización de investigación sin fines de lucro con sede en los Estados Unidos, y arroja luz sobre cómo las acciones y perfil político de Elon Musk al frente de Tesla han terminado por afectar de forma significativa las ventas de la marca, e incluso en Estados Unidos ha afectado a la imagen del coche eléctrico.
El trabajo analizó datos mensuales de matriculaciones de vehículos nuevos en Estados Unidos, diferenciando condados con mayoría de votantes demócratas frente a republicanos.
La principal conclusión es que, entre octubre de 2022 y abril de 2025, las ventas de Tesla habrían sido entre un 67 % y un 83 % superiores de no haberse producido lo que los autores denominan el “efecto Musk”. Esto equivale a entre 1.000.000 y 1.260.000 coches menos vendidos soo en Estados Unidos en ese periodo como resultado directo de la percepción negativa asociada a la figura de Musk.
Además, el estudio detecta un fenómeno de sustitución: las ventas de coches eléctricos de otras marcas aumentaron entre un 17 % y un 22 % durante el mismo periodo, en parte por consumidores que decidieron evitar Tesla pero no renunciaron al vehículo eléctrico.
En estados como California, donde existen objetivos vinculantes para alcanzar un parque móvil sin emisiones, la caída de Tesla ha supuesto un freno para cumplir esas metas.
¿Por qué se produce este “efecto Musk”?

El estudio atribuye este fenómeno a la creciente polarización en torno a la figura de Elon Musk, que desde 2022 ha protagonizado múltiples polémicas: desde la compra y transformación de Twitter, hasta la difusión de mensajes políticos muy marcados y posicionamientos ideológicos que han generado rechazo entre amplios sectores de población.
En particular, el público progresista, históricamente más abierto a la adopción de los coches eléctricos y muy presente en zonas urbanas, ha reducido significativamente su predisposición a comprar un Tesla. Por el contrario, el posible aumento de apoyo entre sectores más conservadores no ha sido suficiente para compensar la pérdida de clientes tradicionales ya que no son el cliente tipo de esta tecnología.
Este cambio se refleja también en las conversaciones en foros y redes sociales, donde se repiten los comentarios de usuarios que reconocen haber descartado la compra de un Tesla únicamente por el rechazo hacia la imagen pública de Musk. Algunos incluso han vendido sus vehículos tras episodios especialmente polémicos. Otros han colocado pegatinas indicando que habían comprado el coche antes de que Musk "se volviese loco". Clientes que no han repetido en la compra en la mayor parte de los casos rompiendo una lealtad que era la más alta dentro de la industria.
Implicaciones para Tesla y para el mercado

El estudio plantea varias consecuencias clave tanto para la marca como para el conjunto del mercado de coches eléctricos:
- La imagen del directivo de una empresa puede afectar de manera directa a las ventas, especialmente cuando su figura se asocia con controversias o ideologías polarizantes.
- Tesla no ha logrado atraer con la misma fuerza a nuevos compradores en territorios afines a sus posiciones públicas, lo que agrava el efecto negativo.
- La caída de Tesla ha sido aprovechada por otras marcas, que han ganado cuota de mercado sin necesidad de aumentar significativamente su inversión o su oferta de producto.
- Para los objetivos climáticos y de transición energética, el frenazo de un actor clave como Tesla representa un obstáculo, ya que el ritmo de adopción del coche eléctrico se ralentiza.
Para Tesla, una posible solución pasaría por desligar su imagen corporativa de la figura de su máximo responsable, así como por reforzar sus campañas de comunicación y gama de productos con un enfoque menos centrado en el carisma del propio Musk.
Pero mientras que unos caen, otros aprovechan la situación para crecer. Muchas marcas que antes no podían competir con Tesla en términos de percepción de innovación o liderazgo tecnológico están ahora captando parte de esa clientela descontenta. General Motor y Ford son las más beneficiadas en Estados Unidos, con Hyundai y Kia también capitalizando a los clientes descontentos.
¿Y en Europa?

Aunque el estudio se centra en Estados Unidos, las lecciones pueden aplicarse a Europa. En un contexto donde las ventas de coches eléctricos tienen una mayor proyección que en Estados Unidos, y donde los valores éticos influyen cada vez más en las decisiones de compra, la asociación entre una marca y sus dirigentes juegan un papel clave.
En este caso la caída de Tesla está siendo bastante dura, con un 38% menos ventas en el conjunto de Europa en los nueve primeros meses del año. Un descenso especialmente notable en mercados clave como Alemania, Francia y los países del norte de Europa, con excepciones que han evitado que el descalabro haya sido incluso mayor, con Noruega y España como los únicos que se han olvidado de todo lo relacionado con Musk, y donde Tesla sigue creciendo y dominando.

La conclusión es que el llamado “efecto Musk” no es un asunto superficial. Es un recordatorio de que en la industria del automóvil, y especialmente en el emergente mercado del coche eléctrico, la reputación y la percepción pública pueden tener un impacto tan real como la calidad del producto. Y ese impacto puede medirse en millones de coches que dejan de venderse.
¿Qué pasará en los próximos meses? Es complicado saberlo ya que la caída de imagen de una marca es muy difícil de recuperar, aunque la gente suele ir olvidándose de lo pasado para mirar adelante de una forma más pragmática siempre y cuando no haya "recaídas" por parte del propio Musk.
También es cierto que este tiempo está siendo aprovechado por sus rivales, en Europa especialmente por los chinos, para desplegarse comercialmente, e incluso industrialmente, lo que cambiará el panorama en los próximos dos o tres años.
Fuente | nber.org


