El coche eléctrico revoluciona los talleres: 54% menos costes de mantenimiento

Los coches eléctricos cuestan hasta un 54% menos de mantener que los de combustión. Pero su mayor complejidad técnica obliga a los talleres a invertir en formación y equipos, transformando por completo el negocio de la posventa.

El coche eléctrico revoluciona los talleres: 54% menos costes de mantenimiento

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Publicado: 14/10/2025 10:22

Los coches eléctricos están transformando uno de los pilares del negocio del automóvil: los talleres. Sin aceites, sin embragues, sin correa de distribución y sin cambios de marchas, los eléctricos eliminan buena parte de las operaciones que llenaban la agenda de los talleres convencionales y pagaban la universidad de miles de hijos de dueños de los talleres. Una caída lenta pero inexorable que afecta principalmente a los pequeños y medianos incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos.

Los datos más ilustrativos llegan desde Noruega, el país europeo con mayor penetración del coche eléctrico. Allí, los ingresos por mantenimiento y revisiones en modelos eléctricos son ya un 46% inferiores a los de los modelos de combustión, según el importador oficial de Volkswagen. La diferencia se aprecia sobre todo en coches de menos de cuatro años, que apenas pisan el taller salvo por cuestiones menores o mantenimiento preventivo.

La explicación está en la simplicidad mecánica del coche eléctrico: no hay cambios de aceite, ni filtros de combustible, ni bujías. Tampoco hay cajas de cambios, ni escapes, ni embragues. El sistema de frenado también sufre menos desgaste, gracias a la frenada regenerativa, lo que alarga notablemente la vida útil de discos y pastillas.

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Según el ADAC alemán, los costes de mantenimiento de un eléctrico pueden ser entre un 20% y un 30% más bajos que los de un modelo equivalente con motor de combustión. Y algunos estudios van incluso más allá. Un análisis de Auto Bild comparó el mantenimiento de un Volkswagen ID.3 con el de un Golf VII diésel a lo largo de varios años: el resultado fue una diferencia del 54% menos a favor del eléctrico.

Esta diferencia no solo afecta al bolsillo del usuario particular. Para las flotas, que acumulan más kilómetros y buscan reducir costes operativos, el mantenimiento reducido de los eléctricos es ya uno de los argumentos clave para acelerar su renovación de sus coches.

Más tecnología, más formación: el reto silencioso de los talleres

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Pero esta revolución también plantea grandes desafíos para el sector de la posventa. Los coches eléctricos exigen conocimientos técnicos muy distintos a los de un modelo térmico. Los talleres deben invertir en equipos de diagnóstico para sistemas de alto voltaje, además de formar a su personal en áreas como baterías, electrónica de potencia o gestión térmica. Sin estas certificaciones, las reparaciones complejas no pueden realizarse legalmente, lo que deja fuera de juego a muchos talleres independientes.

El problema no es solo técnico, sino económico. Las redes oficiales ya están adaptando sus servicios, pero entre los talleres independientes solo uno de cada cinco cuenta con la certificación necesaria para trabajar con coches eléctricos. Otro 25% puede intervenir únicamente en zonas sin relación con el sistema de alta tensión. El resto se limita a trabajos básicos, como cambio de neumáticos o revisiones visuales. Las inversiones en equipos de seguridad, software de diagnóstico y formación continua son elevadas, y el retorno todavía incierto en mercados donde el parque eléctrico sigue siendo minoritario.

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A medio plazo, el sector vivirá una transformación estructural inevitable. Los talleres más pequeños, con menor capital, tendrán difícil asumir este salto tecnológico, mientras que los grupos más grandes tenderán a consolidarse, apostando por la especialización, la atención a flotas y la integración con servicios de recarga y diagnóstico digital.

En cualquier caso, los datos ya son claros: menos piezas, menos mantenimiento y menos gasto. El coche eléctrico no solo cambia la forma de conducir, también redefine cómo se mantiene y repara. Una transición que beneficiará al usuario, y que obligará a los talleres a reinventarse para sobrevivir.

Fuente | ADAC

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