
Los fabricantes ya no se fían de Northvolt, que deberá demostrar su capacidad para convertirse en un campeón de las baterías europeo
A pesar de que Northvolt ya tiene comprador, los fabricantes de automóviles europeos se muestran reacios a volver a dar su apoyo a la empresa sueca, que deberá demostrar primero su capacidad para fabricar baterías a gran escala.

El pasado 7 de agosto, el fabricante de baterías estadounidense Lyten, que cuenta con el respaldo del poderoso grupo Stellantis, anunció la compra de los activos de la malograda Northvolt, un movimiento que ha supuesto la salvación de la empresa sueca. Sin embargo, el nuevo propietario tendrá la difícil tarea de convencer al resto de la industria de que no se repetirán errores del pasado.
Tanto los clientes como los inversores se mantienen cautos. Las últimas informaciones indican que los fabricantes de automóviles no se comprometerán nuevamente con el futuro de la compañía hasta que no se presente un producto probado que pueda entregarse a gran escala, ya que firmas como Porsche se han visto obligadas a revisar su programa de lanzamientos debido a la incapacidad de Northvolt para cumplir con los plazos prometidos.
Lyten está especializada en el desarrollo de baterías de litio-azufre, una alternativa de bajo coste a las actuales baterías de iones de litio. Northvolt por su parte también cuenta con una interesante tecnología emergente: las baterías de sodio, si bien a corto plazo seguirá apostando por la química NCM (níquel, cobalto, manganeso).
El CEO de Lyten, Dan Cook, ha declarado en una reciente entrevista que confía en que los antiguos clientes de Northvolt regresen si se realizan entregas consistentes a un solo cliente en volúmenes bajos y con buena calidad. Entre sus anteriores socios se encuentran nombres como BMW, Scania, Volkswagen y Volvo, los cuales por el momento no han regresado.

Northvolt y Lyten apuestan por tecnologías como las baterías de sodio y de litio-azufre
Las baterías de sodio de Northvolt prometen reducir la dependencia europea de las materias primas procedentes del extranjero. Sus celdas de primera generación, que anuncian una densidad energética de 160 Wh/kg, prescinden de minerales críticos como el litio, el cobalto, el níquel o el grafito. Frente a las baterías LFP (litio-ferrofosfato), las de sodio de Northvolt son más sostenibles (su huella de carbono es de 10-20 kg de dióxido de carbono por kWh, muy por debajo de los 100-150 kg por kWh de unas de litio equivalentes), seguras y ofrecen un mejor rendimiento a temperaturas extremas. También resultan más fáciles de reciclar.
Las baterías de litio-azufre de Lyten por su parte no emplean níquel, cobalto ni manganeso, lo que reduce su huella de carbono en aproximadamente un 60%. Otra ventaja de esta tecnología es que, igual que ocurre en el caso anterior, las materias primas necesarias para su fabricación se pueden extraer en Europa y Norteamérica, reduciendo con ello la dependencia de las cadenas de suministro externas.
Fuente | Reuters