
Tesla no remonta las ventas con el nuevo Model Y y suenan las alarmas ¿Culpa del coche?
Tesla atraviesa uno de sus peores momentos: el rediseño de su SUV eléctrico más popular no ha logrado frenar la caída global en ventas. Mientras los competidores avanzan con más tecnología y mejores precios, el estancamiento de Tesla y las polémicas de Elon Musk están alejando a miles de compradores.

El esperado lavado de cara del Tesla Model Y no ha funcionado como se esperaba. Pese a que el SUV representa cerca del 65% de las ventas globales de la marca, las cifras en este primer semestre de 2025 muestran una caída preocupante que ni el rediseño, ni las promociones ni las rebajas han podido revertir ¿Cuál es entonces el problema?
En EE. UU., las ventas del Model Y cayeron un 15% en el cómputo interanual en el segundo trimestre, mientras que el resto del mercado eléctrico solo retrocedió un 6,3%, según Cox Automotive. Europa sigue una tendencia aún más negativa. En el primer semestre de 2025, las ventas del Tesla Model Y en Europa se desplomaron un 33%, con un total de 108.878 unidades entregadas entre enero y junio, frente a las 162.000 del mismo período un año, y con desplomes tan significativos como el -54% en Suecia y del -68% en Portugal. Y en China, pese a los esfuerzos en promociones y nuevos acabados, la caída es del 11,7% interanual.
¿El problema? Un rediseño “light” que no ha convencido al público ni a los analistas. Una nueva barra de luz al estilo Cybertruck y poco más. Hay críticas también al interior espartano, la eliminación del selector físico de marcha, la falta de avances reales en autonomía o carga, y una percepción creciente de que Tesla se ha estancado. “Quieren vendernos robotaxis, cuando lo que queremos es un SUV eléctrico familiar por debajo de los 30.000 euros”.

A eso se suma que mientras Tesla actualiza lentamente sus plataformas, la competencia china lanza nuevos modelos cada 18 meses y lo hace con precios más bajos y tecnología más avanzada.
Frank Stephenson, diseñador de renombre internacional, ha sido tajante: “El problema no es el equipo de diseño de Tesla, es que cuando Elon quiere algo, lo impone, aunque no tenga sentido, ni técnico ni estético”.
El estancamiento técnico también pesa: baterías sin mejoras claras desde 2018, ausencia de funciones hoy básicas como visión 360º o aparcamiento automático, y una interfaz basada en pantalla que empieza a percibirse como “barata” en lugar de “minimalista”. Para muchos, Tesla ha pasado de ser un disruptor a un seguidor. BYD y Xiaomi ya no son promesas del futuro, sino amenazas reales en el presente.
Los usuarios critican la posición de Musk

Entre quienes han comentado la situación, la sensación general es que el problema va mucho más allá del coche. La implicación de Elon Musk en la política estadounidense, especialmente con posturas extremas, ha generado rechazo en buena parte de su clientela tradicional.
"No es el coche, es Elon", repiten muchos usuarios. Para muchos antiguos fans de Tesla, la compra de un nuevo Model Y implica públicamente tolerar el comportamiento del CEO, algo que no están dispuestos a hacer.
Otros señalan que el Model Y simplemente se ha quedado atrás frente a una competencia que ya lo iguala, o incluso supera, en calidad, precio y tecnología. Muchos dicen haber optado por modelos como el Kia EV9, el BMW i4, el VW ID.4 o incluso el F-150 Lightning, descartando a Tesla por completo. “Antes cambiar de marca era un sacrificio, hoy es lo lógico”.
En resumen, la comunidad percibe un producto desfasado y una marca liderada por alguien cada vez más tóxico. Lo que en otro tiempo fue símbolo de innovación y progreso, hoy genera dudas, incomodidad… y muchas cancelaciones de compra.
Por suerte, para Tesla, la marca todavía tiene margen de mejora con el lanzamiento de nuevos productos. Y es que la dependencia casi total del Model Y es muy peligrosa. Cualquier problema puede afectar a la marca de forma intensa. Es por eso que Tesla necesita lanzar nuevos modelos, ya sean variantes low cost de los actuales, como ampliar la familia con modelos más pequeños y económicos. Y es que a pesar de todo, los americanos mantienen una ventaja importante en aspectos como el software y la eficiencia, así como su capacidad vertical de producción, que está por debajo de los chinos, pero muy por delante de los europeos.