
Tolerancia cero ante incendios o explosiones de coches eléctricos: China establece normas obligatorias para baterías
China convierte en obligatoria la máxima seguridad de las baterías de los coches eléctricos, imponiendo el requisito de que no se incendien ni exploten. La medida forma parte de una revisión más amplia de estándares industriales y de consumo. El nuevo marco busca mejorar la seguridad, modernizar la industria y avanzar hacia una economía más circular.

China sabe que la seguridad es un elemento clave para las baterías, desde un punto de vista práctico, pero también comercial. Cualquier pequeño problema se magnifica. Es por eso que el gobierno ha dado un paso importante en la regulación de los coches eléctricos al convertir en obligatoria, por primera vez, la seguridad de las baterías de tracción a nivel nacional.
La medida introduce de forma oficial el requisito ampliamente citado de “ni fuego ni explosión”, un listón que hasta ahora se manejaba más como objetivo que como obligación legal.
El cambio forma parte de una profunda revisión del marco normativo chino, que afecta a 13 sectores industriales clave. Estas normas se han aprobado dentro de un plan coordinado por siete departamentos del Gobierno central y ya han sido publicadas con un calendario claro de entrada en vigor. El objetivo no es solo mejorar la seguridad, sino también acelerar la modernización industrial y renovar el mercado de consumo mediante estándares más exigentes.
Según las autoridades, los nuevos estándares se centran en tres grandes frentes: elevar los requisitos de eficiencia energética y emisiones, reforzar la calidad y la seguridad de los productos, y ampliar la regulación sobre reciclaje y economía circular. Dentro de este paquete, la seguridad de las baterías de los coches eléctricos adquiere un protagonismo especial.
Adiós a fábricas obsoletas y más presión a la industria

En paralelo a las nuevas exigencias para los coches eléctricos, Pekín ha actualizado de forma masiva las normas de eficiencia energética y emisiones en sectores como la generación eléctrica con carbón, la siderurgia o los materiales de construcción. En total, se han aprobado y publicado 113 estándares nacionales, muchos de ellos con límites obligatorios de consumo energético que buscan acelerar el cierre de instalaciones ineficientes y tecnológicamente desfasadas.
Además, se endurecen los requisitos para equipos industriales de uso común como calderas, motores eléctricos y transformadores. A esto se suma otro bloque de 115 estándares nacionales enfocados directamente al consumo diario, que abarcan desde automóviles y electrodomésticos hasta muebles y nuevos productos de consumo. Es en este contexto donde las normas sobre baterías de coches eléctricos se vuelven especialmente estrictas.
La nueva regulación deja claro que las baterías no pueden incendiarse ni explotar, y convierte esta exigencia en un requisito técnico obligatorio en todo el país. Es un cambio relevante que eleva de forma notable el nivel de control sobre los fabricantes y marca un antes y un después en un mercado que crece a gran velocidad y donde operan marcas como BYD, entre muchas otras.

Desde la Administración Estatal para la Regulación del Mercado, Liu Hongsheng ha señalado que estas normas obligarán a los fabricantes a mejorar el diseño de las baterías y la gestión térmica. El resultado esperado son coches eléctricos más seguros, con menos riesgos en caso de fallo o accidente.
El calendario también está definido. El nuevo estándar nacional, identificado como GB 38031-2025, entrará en vigor el 1 de julio de 2026, y desde esa fecha todos los nuevos modelos deberán cumplirlo para obtener la homologación. Los vehículos aprobados con normas anteriores tendrán un periodo transitorio que, en la mayoría de los casos, se extenderá hasta el 1 de julio de 2027.
Por último, China refuerza su apuesta por la sostenibilidad con la aprobación de 66 nuevos estándares nacionales centrados en el reciclaje y la utilización circular de recursos. Estas normas cubren todo el ciclo de vida de los productos, desde la recogida y el desmontaje hasta el tratamiento y la regeneración. Afectan a sectores tan diversos como electrodomésticos, electrónica, sistemas fotovoltaicos, equipos eólicos y, de nuevo, baterías de coches eléctricos, consolidando la estrategia del país hacia una economía más eficiente y circular.


