
Un simple truco puede acabar con el robo de cables en puntos de recarga
Un operador británico de carga rápida ha implantado un sistema para evitar el robo de cables en sus estaciones de carga. Unos robos que buscan el cobre de los cables, y que suponen un grave quebranto para los operadores y los usuarios que ven como la estación queda inutilizada durante semanas.

En el Reino Unido, el operador británico InstaVolt ha decidido pasar a la acción frente a un problema que no deja de aumentar: el robo de cables en estaciones de recarga de coches eléctricos. En los últimos meses, varios de sus puntos de carga han sufrido ataques repetidos, dejando las instalaciones fuera de servicio durante días y generando costes de reparación cada vez más altos. Un problema serio que afecta tanto a la empresa como a los conductores que se encuentran con la desagradable sorpresa.
Hasta hace poco, este tipo de robos parecía concentrarse sobre todo en Estados Unidos, pero ahora Europa empieza a sufrir las mismas consecuencias. El cobre y otros materiales presentes en los cables de alta potencia se han convertido en objetivos muy atractivos para los ladrones, que los sustraen para revenderlos. Y cada vez que esto ocurre, los usuarios se encuentran con cargadores inutilizables, largas esperas y, en muchos casos, viajes truncados.
Rastreo GPS y geovalla: una solución tecnológica con impacto real

Para frenar esta tendencia, InstaVolt ha optado por una solución tan sencilla como efectiva: equipar cada cable con un rastreador GPS en tiempo real. El sistema, desarrollado junto con una empresa británica , permite conocer la posición exacta de los cables cada tres segundos.
El dispositivo funciona gracias a una “geovalla virtual”. En cuanto un cable sale del área designada —por ejemplo, si alguien intenta cortarlo o retirarlo—, el sistema envía una alerta inmediata al centro de control de InstaVolt, operativo las 24 horas. Desde allí, el personal puede avisar de forma directa a la policía, reduciendo el tiempo de respuesta y aumentando las posibilidades de recuperar el material antes de que desaparezca.
Aunque InstaVolt prefiere mantener en secreto los detalles técnicos del rastreador para evitar sabotajes, la compañía asegura que la medida busca restaurar la confianza de los conductores en la fiabilidad del servicio público de carga. En un contexto donde los coches eléctricos dependen de una red sólida y disponible, esta iniciativa podría convertirse en un referente para el resto de operadores europeos.
La idea no solo es proteger los cables, sino también garantizar que las estaciones permanezcan operativas, evitando interrupciones costosas y frustrantes. Si el sistema demuestra ser eficaz, no sería raro que otros proveedores de recarga adopten una estrategia similar en los próximos meses.
En definitiva, el mensaje es claro: la tecnología, bien aplicada, puede ser la mejor aliada para mantener en pie la infraestructura eléctrica que sostiene el avance hacia una movilidad más limpia.