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Probando el Citroën C-Zero y las recargas rápidas

Estos días estamos probando una unidad del eléctrico de Citroën, el C-Zero, procedente del sistema de alquiler Mobega, puesto en marcha la Xunta de Galicia junto con el Clúster de Empresas de Automoción de Galicia, que pone a disposición de los interesados, alquilar un coche eléctrico por un precio muy razonable. Además, a nuestra disposición una estación de recarga cortesía de Bluemobility, donde destaca un punto de recarga rápida de 50 kW que nos permite recargar la batería del C-Zero en unos pocos minutos.

La pregunta que siempre me hago es, con este tipo de infraestructura ¿cuantos kilómetros puedo hacer en una tarde? Como todos recordamos, nuestro compañero Fernando ha tenido la oportunidad de probar una unidad del Peugeot iOn, el hermano gemelo del C-Zero, y ha puesto a prueba su autonomía en diferentes condiciones, una prueba que podéis repasar en este link. La diferencia es que Fernando no disponía de un punto de recarga de estas características, una alternativa que dispara las posibilidades de la pequeña batería de este modelo.

La primera prueba realizada ha sido una prueba en las peores condiciones para un eléctrico, autovía y con el climatizador puesto ya que el frío es considerable en esta ola siberiana, una prueba destinada para ver cual es la respuesta de este modelo.

La conducción en esta primera prueba ha sido normal, ni rápida, ni lenta, con los siguientes datos:

Estado batería a la llegada de la autovía: 90%
Total kilómetros recorridos: 57.9 (autovía)
Velocidad media: 80,6 km/h
Velocidad máxima: 121,3 km/h
Tiempo total: 47 minutos
Altitud máxima: 340 metros/ mínima 260 metros
Estado batería a la llegada de la estación: 12%

La prueba ha tenido lugar en una autovía con continuas subidas y bajadas, sin grades desniveles pero sin apenas un solo metro de superficie llana. En las subidas el contador de consumo se dispara, mientras que en llano, incluso a 120 km/h, se mantiene dentro de la zona verde, o eco, aquí más que nunca, nuestra prisa marcará la autonomía.

El estilo de conducción ha sido normal y la media ha caído bastante tanto por el tramo de ciudad hasta alcanzar la entrada de la autovía, como el tramo final, donde a falta de unos cinco kilómetros, ha saltado el aviso de batería baja, sin sonido por cierto, y entonces por primera vez, he sentido la range anxiety, o miedo a quedarse tirado, eso a pesar de estar a pocos minutos del punto de recarga, pero el miedo es libre y en ese momento, te pones a pensar si tienes el teléfono de la grúa.

Al llegar al punto de recarga, se relajan todos los músculos e incluso ves estos miedos son bastante infundados ya que incluso con el testigo parpadeando y una sola barra de energía, la batería todavía mantiene el 12% de carga, suficiente para recorrer un mínimo de 10 kilómetros. Una vez en el punto comienza una pequeña aventura, ya que un proceso extremadamente sencillo, pero que se vuelve absurdamente complicado por la falta de unas instrucciones claras y un asesoramiento personal.

Nuestra segunda parada la realizamos con la batería cargada al 35% después de una conducción que ha tenido autovía, ciudad y zona industrial como escenarios y donde la velocidad media ha bajado de forma importante. Una vez conectado, nos quedamos esperando los datos y vemos que a los 5 minutos con la salida de 50 kW, la batería ha alcanzado el 61%, llegando cinco minutos después al 75%, momento en el que hemos decidido continuar nuestra ruta y con 95 kilómetros en nuestro marcador.

Después de realizar unos recados en el centro, volvemos al punto de recarga y con el 57% en nuestra batería, conectamos de nuevo el coche, y para llegar hasta el 80% deseado, necesitamos solamente 8 minutos, con un total de 113 kilómetros en nuestro marcador.

La siguiente parada en el punto, después de hacer un recorrido mixto de ciudad, autovía y circunvalaciones, volvemos de nuevo al punto y conectamos de nuevo el coche. En esta ocasión vemos que tenemos un 44% de carga, y esperamos para disponer de nuevo del 80%, para lo que necesitamos solamente 4 minutos y con un acumulado de 146 kilómetros.

La última recarga rápida la hacemos con el 58% de la batería cargada, que necesitará 10 minutos para alcanzar el 80% y con un total de 170 kilómetros recorridos en una tarde, finalmente al día siguiente, cuando devolvemos el coche, hemos recorrido un total de 235 kilómetros, una cifra que podríamos alcanzar durante media jornada de circulación y recargas parciales y donde recordamos, hemos realizado recorridos en todas las clases de conducción, sobre todo autovía y circunvalaciones.

Esto nos indica que en una jornada completa, mañana y tarde, con este modelo y un punto de recarga rápida, podríamos superar sin problemas los 300 kilómetros, por lo que la cuestión de realizar una cantidad de kilómetros abultada en una jornada, es posible con una infraestructura adecuada.

Esto puede abrir mucho las posibilidades de sectores como el taxi, que a pesar de que con una salida convencional de 220V podrían cubrir los días de trabajo normal, pueden necesitar un extra de autonomía los días donde tengan un pico de trabajo, como fines de semana o festivos, algo que un punto de recarga de estas características les proporciona.

 

A la izquierda, la apertura de a toma lenta, a la derecha, la toma rápida.

 

El proceso de recarga es sencillo, y después de unos cuantos minutos, he descubierto que además de dos entradas, una para carga lenta y otra para la rápida, cada una tiene su tirador de apertura, situada cada una en un lugar diferente, algo que el pequeño manual no aclara.

Como digo, después de unos minutos y después de abrir la salida de recarga lenta unas 10 veces, descubro que la otra palanca está situada en el lado izquierdo del asiento del conductor, una localización digamos que diferente y que podemos ver en la segunda foto.

Una vez solucionado este pequeño problema, llega la hora de enfrentarnos al punto de recarga rápida, una salida diseñada y fabricada por Bluemobility con dos salidas, una CHAdeMO de 50 kW que indica estar preparada para los vehículos de Citroën, Peugeot y Nissan, mientras que una segunda toma, de 43 kW, nos avisa que está preparada para los vehículos de Renault.

La primera vez que te enfrentas a este proceso, te sorprende ya que al pasar la tarjeta, te pide que selecciones el tipo de recarga, rápida como única opción, y si en un segundo no confirmas, cancela la operación…y vuelta a empezar. Todo debe ser muy rápido o el sistema se sale al menú principal, como digo, un pelín cómico.

Una vez seleccionado el tipo de recarga y confirmado, llega el momento de coger la manguera, que dado el ancho del tubo, impresiona un poco. La pantalla nos da unas instrucciones de como afrontar su desacoplado de la estación, algo que nos cuesta un poco hasta que damos con el truquillo, algo que como hemos dicho antes, necesitaría un asesoramiento personal la primera vez.

La conexión en el coche es algo más sencilla y una vez listo, comienza el proceso de recarga, que implica un importante ruido desde la estación de recarga, a lo que se une el trabajo del sistema de climatización del coche, que ayuda a mantener la temperatura del pack. Decir que una vez realizada la operación dos o tres veces, ya sabremos como afrontarla y la ejecutaremos tan rápido como lo hacemos con la manguera de una gasolinera.

La recarga es muy rápida, 50 kW son muchos y en cuestión de 15 minutos, tenemos el 80% de nuestra batería recargada, recordamos que desde el 12%. La única pega es que de momento la recarga rápida es gratuita y sin límite, pero algún día esta costará dinero y entonces tendremos que medir mucho nuestro paso por estas estaciones, que nos servirán como parada de emergencia.

La pregunta es ¿cuanto cuesta esta recarga? de momento se trata de un servicio exclusivo y gratuito para los vehículos del servicio de alquiler Mobega, y de momento queda algún tiempo hasta que las empresas suministradoras comiencen su explotación comercial, algo para lo que necesitarán un volumen mínimo de vehículos que a la velocidad que avanza el mercado en España, aún tardará unos cuantos años en suceder.

¿Cuanto sería un precio justo? pues ya en el terreno de la especulación, y tomando el precio del kWh a los usuarios, con impuestos, a 0,15 euros, no sería exagerado pensar en que las eléctricas nos cobrasen unos 30 céntimos por cada kWh recargado en una estación rápida, por lo que llenar los 16 kWh de este modelo nos saldría por casi cinco euros.





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