Si fuese deporte olímpico nuestro país se llevaría todas las medallas de oro, nos referimos a los políticos haciéndose la foto para salir en los medios y después, si te he visto no me acuerdo, algo a lo que los vehículos eléctricos parece que se está acostumbrando en nuestro país a pesar de ser una solución a la profunda crisis económica en la que vivimos.
Un ejemplo de la mala gestión de este sector estratégico lo encontramos en Valencia, aunque podría ser casi cualquier ciudad, una de las principales urbes de nuestro país y un importante centro industrial con fuerte lazos con la industria de la automoción. La cuestión es que junio de 2010 la alcaldesa acudió a la inauguración por todo lo alto de un punto de recarga, una cabina telefónica transformada en una estación para vehículos eléctricos que se ha convertido en la primera y única hasta el momento, pero que casi tres años después no funciona.
La denuncia llega desde la Asociación Valenciana del Vehículo Eléctrico, desde donde se ha advertido de un problema ante el que ni Telefónica ni Endesa han querido hacerse cargo y que tiene el resultado de que el único punto de recarga público de la ciudad no funcione, y eso a pesar de las múltiples quejas de los usuarios.
Pero no es el único problema que arrastra esta instalación, y son muchos los que han advertido también de que el diseño de la zona de carga tiene graves defectos ya que no permite la conexión de una toma convencional, impidiendo el cierre de la trampilla y con ello, el inicio de la recarga, otro ejemplo del poco interés que algunas empresas ponen en estas instalaciones más allá de la foto de la inauguración.
Para AVVE, el coche eléctrico debe tomarse como una inversión, y además de aumentar el número de puntos de recarga, también pide al ayuntamiento de Valencia a que tome ejemplo de otras ciudades de nuestro país donde se han tomado medidas de discriminación positiva que sin inversión por parte del ayuntamiento, ayudan a mejorar la percepción del coche eléctrico entre la población, como la gratuidad del aparcamiento en zona azul, o el permiso para circular por carriles bus.
Lo que está claro es que la cuestión de los puntos de recarga ya no es solamente una cuestión de imagen o inversión de futuro, y con el objetivo impuesto por Europa de instalar 82.000 puntos de recarga públicos en los próximos 7 años, España debería empezar a tomarse el tema con un poco más de seriedad.
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Fuente | Las Provincias
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