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Los riesgos para fabricantes como Volkswagen de superar los nuevos límites de emisiones. 1.000 millones de euros en multas

El diario alemán  Wirtschaftswoche ha realizado un análisis de la situación de las cuotas de emisiones dentro de algunos grupos locales, como Volkswagen. Un constructor que indican ha perdido demasiado tiempo en la investigación para mejorar las cifras de emisiones de su gama.

El problema es que a partir de 2021 la UE ha impuesto un tope de 95 gramos por kilómetro para las nuevas ventas. Un escenario que hace imprescindible no sólo invertir en lograr más eficiencia en los motores diésel y gasolina, sino también hacerlo en sistemas eléctricos.

Según la consultora  PA Consulting, Volkswagen debe cambiar su estrategia rápidamente. En caso contrario se enfrentan a multas de 1.000 millones de euros por sus excesos de emisiones.

El principal problema para Volkswagen es que además de una apuesta tardía en el sector del coche eléctrico, se ha visto agravada por el incremento de la demanda de todocaminos en los últimos años. Modelos que según la propia empresa, emiten hasta un 20% más dióxido de carbono que un modelo de gama media.

La cuestión es que la primera oleada de coches eléctricos con un nivel de ventas elevado, no llegarán hasta entrado el 2020. Algo que hará casi imposible que supongan un impacto significativo en las emisiones medias, lo que supone que casi de forma inevitable, Volkswagen tendrá que afrontar multas por sus emisiones.

Y esto a pesar de que los últimos movimientos y declaraciones desde la cúpula directiva parecen encaminadas a mejorar su apuesta por los coches eléctricos. El propio jefe de VW, Matthias Müller, ha indicado que están trabajando de forma intensa en lograr acelerar su programa eléctrico, y que lo pondrán en marcha «cueste lo que cueste».

Un proyecto que debería arrancar en 2020 con el lanzamiento del I.D. Un compacto del que de momento sólo hemos podido ver un primer prototipo con mucho trabajo por delante. Pero además del propio coche y la preparación de las líneas de montaje, el fabricante alemán debe afrontar otros retos capitales, como es el tema de las baterías.

Desde Alemania se ha criticado la apuesta por la compra de estos elementos a los desarrolladores asiáticos, y son muchos los que piden que sea una producción propia. Y no es para menos, ya que se estima que el pack de baterías supondrá un 40% del coste del vehículo. Una parte muy importante a lo que se suma la menor necesidad de piezas para formar el sistema de propulsión, lo que tendría como resultado una importante reducción de la carga de trabajo en las fábricas del grupo.

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Vía | Wiwo

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