Desde su presentación, los diferentes medios se han empeñado en convertir al nuevo Porsche Taycan, anteriormente conocido como Mission-E, como un rival que destronará al Tesla Model S. Algo que se ha extendido a la nueva iniciativa del fabricante alemán de extender su propia red de recarga ultra rápida.
Como recordamos, Porsche ha comenzado a instalar cargadores de 350 kW en sus concesionarios. Unas tomas que aprovecharán al máximo el sistema de 800V que llevará el nuevo modelo eléctrico. El doble de lo habitual en la industria del coche eléctrico, y que en la práctica permitirá recuperar el 80% de carga en apenas 15 minutos conectado a una de estas tomas.
La cuestión es que esta red no tiene nada que ver con la de Tesla. Por un lado Porsche es un fabricante relativamente pequeño en número, con 246.000 unidades entregadas en 2017. Su baza es la exclusividad y el enorme margen de beneficio que cada venta les reporta. Pero al mismo tiempo necesitaban un extra para lograr convencer a los clientes de que el Taycan es una buena compra.
Gracias a su reducido tamaño, Porsche solo necesitará instalar unas decenas de estaciones para que los clientes vean que hay una mínima red de recarga, y de esa forma afronten la compra de un modelo que rompe de forma total con la tradición de montar motores de combustión de los alemanes.
Se trata de un movimiento con un componente más publicitario y simbólico, que práctico, ya que en todo el mundo Porsche tiene 650 concesionarios. Una cifra que podemos comparar con los 1.308 Supercargadores, y 10.622 tomas en total que tiene la red de Tesla.
Esto nos indica que el movimiento de Porsche tiene más que ver con el romper el hielo, y mostrar a sus nuevos clientes que habrá puntos de recarga donde conectar sus vehículos en los viajes, más que una forma de ofrecer una manera alternativa de cargar sus vehículos. Algo que dependerá en mayor medida de la expansión de las redes de recarga CCS Combo, encarnadas en redes como IONITY, que cuenta entre las marcas que lo apoyan precisamente a Porsche.
Una estrategia de desplegar puntos en sus concesionarios que no supondrá un coste demasiado elevado, y que logrará cumplir con el objetivo que no es otro que convencer al cliente de Porsche de que se quede en la casa a la hora de buscar una alternativa a los motores de combustión interna.
