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Los noruegos quieren que Nueva Zelanda se convierta en la nueva Noruega del coche eléctrico

La asociación noruega del coche eléctrico, una activa organización que ha logrado movilizar al gobierno para convertir al país en referente mundial de la implantación de las formas de movilidad sostenible, está en Nueva Zelanda intentando convencer al gobierno de las bondades de apostar de forma definitiva por esta tecnología.

Desde la asociación se ha indicado que deberían seguir el ejemplo de las medidas impuestas en el país nórdico, como el imponer fuertes impuestos a los vehículos con motor de combustión, al mismo tiempo que se aplican exenciones a los eléctricos. Algo que permite establecer objetivos más ambiciosos a la hora de la implantación de los vehículos eléctricos en sus carreteras.

Según la secretaria de la Asociación Noruega del Vehículo Eléctrico, Christina Bu: «Creo que los políticos están exagerando las dificultades de hacer algo al respecto. No tiene que ser demasiado. Cobra más impuestos a los coches más contaminantes que las personas no necesitan comprar, y luego ayuda e incentiva a los modelos que sí queremos que compren«.

Un formato que unido a otras muchas medidas que se han puesto en marcha a lo largo de las últimas tres décadas, ha permitido a Noruega llegar a un punto de inflexión que este año ha permitido que los coches eléctricos puros, sin contar híbridos enchufables, hayan rozado el 50% de cuota de mercado en los últimos meses.

La asociación busca incentivar las ventas en un mercado que sigue los patrones del mercado noruego. Un estado pequeño, con poca población, 4.2 millones de habitantes, con una capacidad económica media, una concienciación ambiental elevada, y una producción eléctrica donde las renovables ocupan más del 80% del mix.

Los coches eléctricos logran una cuota de mercado del 47.7% en Noruega. El 62% si sumamos los híbridos enchufables

Ingredientes a los que se añaden las cortas distancias que pueden recorrer los residentes que a diferencia de los noruegos, no se pueden aventurar con sus coches por el continente.

Una red eléctrica que además por su limitada extensión, puede sacar el máximo partido a tecnologías como las baterías de respaldo y los coches conectados mediante sistemas como el V2G, que permitirán optimizar la producción y el consumo usando los propios coches como almacenamiento estacionario.

Pero la realidad es que desde el sector público se ha demostrado un nivel de ambición muy bajo. Como ejemplo las expectativas de la actual administración neozelandesa, que ha estimado que para 2021 habrá 64.000 coches eléctricos en sus carreteras. Apenas el 1.89% del total. Una cifra realmente pobre que desde la Asociación noruega esperan poder influir en cambiar a mejor, y que desde el gobierno se pongan en marcha las medidas necesarias para lograr multiplicar esas cifras a corto plazo.

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