China quiere convertirse en líder mundial en el desarrollo del coche eléctrico, superando a Estados Unidos, Europa y Japón
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Publicado: 27/02/2018 17:35
Durante años, la industria automotriz china se ha mostrado rezagada frente a la europea, la estadounidense y la japonesa. Con coches muy por debajo de los estándares occidentales, los fabricantes chinos estaban relegados a su mercado interno y a algunos mercados emergentes de Sudamérica.
Sin embargo, la llegada del coche eléctrico está cambiando las tornas. El gobierno chino ha dado toda clase de facilidades a los fabricantes locales (desde subvenciones hasta beneficios fiscales) para que los coches eléctricos proliferen. Por ello, actualmente el mayor mercado del mundo de coches eléctricos es China; además, numerosos nuevos fabricantes han aparecido al calor de este panorama, fabricantes que gracias a las inversiones millonarias del sector cuentan con el potencial suficiente como para ofrecer un producto a la altura de los mercados desarrollados.
El año pasado se superaron el millón de coches eléctricos vendidos en todo el mundo, y de ellos más de la mitad se vendieron China. Así, marcas como Geely (propietaria de Volvo y Polestar) y BYD se están comenzando a posicionar como una seria amenaza en el sector generalista, mientras que otras como NIO o BYTON van a por las marcas premium como BMW, Audi, Mercedes-Benz o Tesla.
La apuesta del gobierno chino por el coche eléctrico se basa en dos pilares: por un lado, la dependencia del petróleo extranjero es una debilidad estratégica con la que el gobierno quiere acabar. Por otro, las ciudades chinas tienen uno de los índices de contaminación atmosférica más grandes del planeta, afectando de lleno a la salud pública.
A raíz de las cuotas impuestas por el gobierno chino (en 2019 el 10% de las ventas de cada fabricante tendrán que corresponderse con coches 0 emisiones), incluso los fabricantes extranjeros están viéndose obligados a desarrollar soluciones eléctricas para dicho mercado. Algo que también beneficia a las marcas locales, pues todo aquel que quiera fabricar en suelo chino (y con ello evitar los altos aranceles impuestos), debe aliarse con un fabricante local, lo que lleva a un trasvase tecnológico.
Fuente | Bloomberg