Como muchos sabréis, desde hace unos meses el mundo está viviendo una más o menos silenciosa guerra comercial que enfrenta a Estados Unidos con grandes bloques, como Europa o China. Un enfrentamiento que ya ha supuesto la entrada en vigor de medidas proteccionistas en forma de aranceles contra productos europeos. Una Europa que ha respondido con incremento en los costes de importación.
En su momento al aumento de los impuestos que debe pagar el acero para entrar en Estados Unidos, Europa respondió con aranceles a productos simbólicos como las motos de Harley-Davidson y al bourbon. Dos productos que no son de presencia masiva pero si tienen sus centros de producción en lugares con fuerte respaldo a Trump, y cuya caída de puestos de trabajo puede afectar negativamente al propio presidente.
Ahora la prensa alemana indica que si finalmente la administración Trump confirma nuevos aranceles esta semana, el próximo objetivo de los impuestos de Europa serán fabricantes como Tesla.
Según los medios, Trump tiene 90 días para tomar la decisión, pero para muchos el incremento a la importación de vehículos parece casi inevitable ya que es un aspecto que molesta sobremanera al propio presidente que se ha mostrado muy crítico con la enorme diferencia de la balanza comercial en este aspecto. Sobre todo debido a la enorme presencia de fabricantes alemanes, que sin duda serán los más perjudicados.
En caso de que estos aranceles se pongan en marcha, la UE pondría en funcionamiento el nuevo sistema arancelario que comenzaría con marcas como Tesla. Una de las más dinámicas de las norteamericanas y que se vería golpeada por culpa de no contar con alternativa productiva dentro de Europa. Algo que tal como le ha sucedido en China, obligará a la marca a elevar precios.
Pero en el caso de China el incremento será temporal, ya que están en plena fase de preparación de su fábrica de Shanghái, que esperan tener lista para empezar a producir coches a finales de este año, lo que supondrá poder evitar tanto los sobre costes por los aranceles, como reducir los gastos logísticos.
En el peor de los escenarios, donde entre en vigor un arancel del 25%, a Tesla siempre le quedará el plan B de producir en China y enviar a Europa. Algo que sin duda sería un golpe para el propio Trump que vería como una de sus marcas más representativas, y que más crece, deja de exportar coches por culpa de sus políticas proteccionistas.
La otra opción es repetir la fórmula China, incrementando precios y reduciendo algo el margen de beneficio para no trasladar al cliente todo el peso de los impuestos. Algo que sin duda tendrá su efecto en las cuentas de resultados ya que por ejemplo en China el Model 3 Long Range Dual Motor tiene un coste que arranca en los 73.700 euros. Un coste prohibitivo.
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Vía | Wiwo