Cuando uno piensa en el comprador de un coche eléctrico, automáticamente lo hace en una persona con una vivienda unifamiliar o un piso con plaza de garaje propia. Pero la realidad es que millones de personas viven en pisos comunitarios, y muchos sin plaza de garaje. Una importante parte de la población que ven muy limitadas sus posibilidades de dar el salto al coche eléctrico.
Pero la solución es mucho más sencilla de lo que pensamos. Desde hace ya algún tiempo, ciudades como Londres, París y Ontario, experimentan con un sistema simple y tremendamente efectivo. Los puntos de recarga instalados en las farolas. Un formado que evita el tener que ocupar parte de la vía pública con un cargador voluminoso y la infraestructura que necesita.
La última en sumarse a esta tendencia es la ciudad de Los Angeles, California. Allí el ayuntamiento se ha propuesto un plan para que el número de coches eléctricos en sus calles llegue a las 100.000 unidades para el año 2025, en un proyecto que espera que el 100% de los coches que circulen por sus carreteras sean eléctricos en 2050. Un reto que se enfrenta a obstáculos como el ofrecer un espacio de carga a los residentes sin posibilidad de instalar un cargador privado.
Para ello están aprovechando la transformación de las farolas a la tecnología LED, y de paso realizan la instalación de pequeños cargadores. Estos tienen como función ofrecer una recarga lenta y económica, entre 1 y 2 dólares por hora, principalmente pensada para los que no tengan un espacio propio. Un proyecto que pretende instalar unos 150 cargadores cada año para ir tejiendo una red lo más extensa posible.
Por supuesto este formato también se enfrenta a desafíos. El principal es el vandalismo de los puntos. Un riesgo evidente al que se enfrentan todas las infraestructuras públicas. También está el que todos los vehículos puedan alcanzar el punto con su cable. Y es que hay muchos que montan la toma en el lateral izquierdo, lo que hará necesario que la farola esté muy cerca de la carretera, o de lo contrario pasará lo que vemos en la foto inferior tomada precisamente en una estación de Los Angeles. Algo imprescindible también para evitar el tener que tirar un cable por la acera, que puede provocar algún accidente entre los peatones.
Pero sin duda esta es tal vez la mejor alternativa para atajar el problema de la carga pública entre aquellos residentes que viven en espacios comunitarios, o sin plaza de garaje, y que tendrán una nueva opción que sumar al resto para lograr completar sus sesiones de carga con una solución sencilla pero también económica de implementar.
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