Citroën se encargará de fabricar los coches eléctricos más asequibles de Stellantis. ¿Su objetivo? Popularizar la movilidad eléctrica y hacerla «para todos»
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Publicado: 26/06/2021 10:07
A principios de año, FCA (FIAT-Chrysler) y PSA (Peugeot-Citroën, Opel) se fusionaron, dando lugar a Stellantis, uno de los grupos automovilísticos más grandes del planeta. Si bien el proceso de integración total tardará un tiempo en completarse, el nuevo fabricante ya se encuentra diseñando una estrategia corporativa con todas las marcas de su cartera.
En el organigrama presentado hace unos meses por Carlos Tavares, director ejecutivo de Stellantis, podíamos ver que las marcas del grupo se habían ordenado en cuatro categorías: generalistas (Citroën, FIAT), aspiracionales (Opel, Peugeot), premium (Alfa Romeo, DS, Lancia) y lujo (Maserati). Firmas como Jeep (especialista en SUV) o RAM (vehículos industriales) quedan fuera de esta clasificación.
Aunque tanto Citroën como FIAT son consideradas generalistas, lo cierto es que a la hora de la verdad la oferta de FIAT se basará en la rentable gama 500, de carácter semi-premium. Por lo tanto, en la práctica la única marca de enfoque verdaderamente generalista del grupo Stellantis será Citroën.
A lo largo de su historia, la firma francesa siempre se ha caracterizado por su dualidad. Bajo el paraguas común de la innovación técnica, la compañía ofrecía tanto modelos extremadamente asequibles para el mercado de masas como automóviles de gran sofisticación para el público más pudiente.
El mejor ejemplo lo encontramos en su oferta de turismos a finales de los años 50, compuesta únicamente por dos modelos: el 2CV, el coche más sencillo y barato del mercado francés, y el DS, considerado por muchos como el automóvil más avanzado de su tiempo.
Esta «bipolaridad» se mantuvo hasta el año 2014, cuando el grupo PSA decidió despojar a Citroën de sus modelos más lujosos para venderlos bajo la nueva marca DS. Conscientes de que los compradores de vehículos premium valoran ante todo la imagen de marca, los dirigentes del fabricante francés decidieron crear una nueva firma desprovista del «lastre» que suponían los modelos baratos de Citroën.
Este movimiento no es nuevo en la industria, pues ya lo llevaron a cabo en su momento Honda, Nissan y Toyota con Acura, Infiniti y Lexus, y más recientemente Hyundai con Genesis. A raíz de esto, la vieja Citroën ahora ha quedado dividida en dos entidades independientes: Citroën, el fabricante de coches asequibles y desenfadados, y DS, la marca de vehículos premium de vanguardia.
Citroën tendrá que desempeñar el papel de «marca barata» del grupo Stellantis, algo que también se aplicará a su gama eléctrica. Como demuestra su estrategia Ëlectric for All («eléctricos para todos»), el objetivo de la empresa será desarrollar vehículos eléctricos de corte asequible para popularizar este tipo de movilidad.
El primer eléctrico low-cost de Citroën (si no incluimos el cuadriciclo AMI) será el ë-C3, un utilitario del segmento B que hará uso de la plataforma eCMP de los Peugeot e-208 y Opel Corsa-e. Sin embargo, la propuesta de la marca de los dos chevrones será más humilde que la de sus hermanos: contará con motores menos potentes (estará disponible en versiones de 50 CV y 80 CV), sus baterías serán menos capaces y utilizarán químicas asequibles (hará uso de celdas LFP de origen SVOLT), etc. Su llegada se producirá en 2023.
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