StoreDot también recibe inversión de Polestar por su prometedoras baterías que recargan en 15 minutos

StoreDot también recibe inversión de Polestar por su prometedoras baterías que recargan en 15 minutos

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Publicado: 25/05/2022 12:15

Las recargas de coches eléctricos van a ser cada vez más rápidas, según se vayan solventando los distintos cuellos de botella: el eslabón más lento de la cadena determina la velocidad del proceso. StoreDot es una empresa que persigue el sueño de baterías cargadas en tiempos similares a echar gasolina.

Polestar (del Grupo Geely) es el último fabricante en apoyar la labor de investigación de StoreDot, con vistas a acabar implementando la tecnología de recarga ultrarrápida en sus coches a unos años vista. Si StoreDot tiene listas en 2024 sus baterías de primera generación de 300 Wh/kg, podrían estar en los Polestar ya en 2026. La automoción tiene sus tiempos.

Actualmente un Polestar 2 nuevecito puede recargar hasta el 80% en menos de 35 minutos, a un ritmo de 155 kW en corriente continua como máximo. Las baterías de StoreDot de ánodo de silicio en desarrollo pueden recuperar más del 80% de carga en menos de la mitad de ese tiempo, un cuarto de hora o menos. Y hay otras dos generaciones previstas que reducirán los tiempos aún más.

Hoja de ruta de Storedot

La empresa israelí tiena una nutrida lista de alianzas estratégicas, como BP, Mercedes-Benz, Ola Electric, Samsung, TDK o VinFast. Por parte de Polestar, es la primera vez que inyectan dinero en otra empresa. Están por delante numerosas pruebas para comprobar la viabilidad de la tecnología de StoreDot fuera de condiciones de laboratorio.

Llegados a este punto, hay que insistir en que las baterías pueden recargar en poco tiempo si la potencia de recarga va en consonancia. Un depósito de gasolina de mayor tamaño solo se puede rellenar tan rápido como uno más pequeño si el caudal del surtidor es mayor. En otras palabras, hablamos de cargadores que tendrán que irse acercando al megavatio de potencia.

Esto, a su vez, presentará otros desafíos a nivel técnico. Si un cargador se acerca a un megavatio, debe tener una instalación eléctrica que soporte ese flujo de corriente o baterías estacionarias -a modo de buffer– que hagan lo propio. Por otra parte, a mayor potencia de recarga mayor es el coste, así que puede haber barreras de tipo económico a recargas tan rápidas, aunque se haya solucionado toda la parafernalia técnica asociada.

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