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Como un pequeño y sencillo componente como los arneses de cables puede acabar con el coche con motor de combustión

La industria del automóvil no sale de una para meterse en otro problema, y es que a la grave escasez de semiconductores, ahora la guerra de Ucrania ha provocado la parada o cortes de suministro de un casi desconocido componentes clave en los coches. Los arneses de cables.

Estas piezas de baja tecnología y bajo margen, hechas de alambre, plástico y caucho de una forma casi artesanal, pueden no tener el prestigio de los microchips y los motores, pero los coches no se pueden construir sin ellos, y su producción requiere de mano de obra de bajo coste para lograr ser competitivos.

El principal problema es que esta tecnología está usada principalmente en los coches ya desarrollados, diésel, gasolina, híbridos, pero no así en las nuevas generaciones de coches eléctricos, que ya están usando otras tecnologías más modernas que supone usar unos componentes más ligeros y con un proceso de producción automatizado que les permite ser fabricados en muchos más lugares.

Así lo indica Sam Fiorani, jefe de la firma de análisis de producción AutoForecast Solutions, que en declaraciones a Reuters ha dicho: «Esta es solo una razón más para que la industria haga la transición a los eléctricos más rápido»

A corto plazo algunas marcas están intentando llevar la producción de arneses de cables a otros lugares, como Mercedes-Benz, que los está importando desde México. Nissan ha levantado instalaciones en Marruecos, mientras que otros han buscado nuevas líneas de producción en países como Túnez, Polonia, Serbia y Rumania.

Los arneses agrupan cables que se extienden hasta 5 km en un vehículo medio, conectando todo, desde los calentadores de los asientos hasta las ventanas. Su fabricación requiere mucha mano de obra, y casi todos los modelos son únicos, por lo que cambiar la producción es difícil de hacer rápidamente.

Su importancia lo demuestran datos como los publicados por Bentley, que mediante su director ejecutivo, Adrian Hallmark, ha indicado que estiman que perderán entre el 30 y el 40% de su producción de este año debido a la escasez de arneses.

Tesla, otra vez el modelo a seguir

Una de las marcas que ha apostado por la nueva generaciones de arneses ha sido Tesla. El fabricante americano usa un tipo de arneses de cables que se pueden fabricar en secciones en líneas de producción automatizadas. Una decisión tomada muchos años antes de la guerra de Ucrania y que se basaba en el menor peso del sistema como un factor para aligerar el lastre que supone instalar una gran batería.

Además, esta tecnología permite realizar labores como las actualizaciones a distancia de los diferentes elementos que dan forma a los vehículos. Otro apartado donde Tesla ha sido la referencia.

Desde la industria se ha avisado que los cambios que está sufriendo el sector del automóvil en mercados como Europa o China no permitía margen de maniobra para justificar rediseños en los vehículos que les permitan usar arneses de próxima generación. Algo que favorecerá el final de muchos modelos incapaces de adaptarse.

Pero los expertos lo tienen claro. Por ejemplo el veterano consultor Sandy Munro ha dicho al respecto de los arneses que: «No invertiría ni un centavo en motores de combustión interna ahora. Los coches eléctricos representarán la mitad de las ventas mundiales para 2028. El futuro se acerca terriblemente rápido«.

Un panorama que arma de argumentos a los que quieren pisar el acelerar definitivamente con los eléctricos dentro de los grandes grupos, y que todavía tienen que luchar contra los que buscan estirar el chicle un poco más y sacar hasta la última gota a los motores de combustión.

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