El jefe de Volkswagen, Thomas Schäfer, ha realizado una interesante entrevista con el portal alemán Focus, donde desgrana el presente y el futuro de la marca. En uno de los apartados habla del precio de los coches eléctricos, pero también avisa que la entrada de la nueva normativa Euro7 disparará el coste de los de combustión, que se situarán a la altura de los eléctricos.
Según el directivo, los nuevos estándares de emisiones de la UE amenazan con acabar con el segmento de los compactos con motor de combustión, principalmente el segmento A de los urbanos, y muy probablemente también el segmento B.
Los SEAT Ibiza, Volkswagen Polo y Skoda Fabia están seriamente amenazados de desaparición ya que sus precios subirán de forma importante.
Para Thomas Schäfer, la entrada en acción de la Euro 7, que entrará en vigor el 31 de diciembre de 2025, provocará que los segmentos A y B sean increíblemente caros. La evaluación de impacto de la Comisión de la UE menciona un coste adicional mínimo de 200 a 300 euros, pero según el Sr Schäfer, el aumento general del precio será mucho mayor que eso, y no es solo por las emisiones, sino también por la seguridad cibernética y otros factores.
Para el directivo de Volkswagen, la norma Euro7 hará que los coches con motor de combustión serán tan caros como los coches eléctricos.
Las estimaciones de la marca sitúan que el coste de los coches eléctricos de acceso de Volkswagen, Cupra y Skoda, costarán entre 20.000 y 25.000 euros para el año 2025, que es la fecha en la que comenzarán las ventas de la nueva plataforma MEB Entry, que acogerá a los coches eléctricos más baratos del grupo.
Una cifra que para el directivo, supondrá que los eléctricos probablemente se situarán por debajo en precio de lo que costarán para esa fecha los coches compactos con motor de combustión.
¿Qué pasará con los clientes que hoy compran coches entre 12.000 y 22.000 euros?
La respuesta a la demanda de los coches de combustión de acceso por parte de Volkswagen es que a medio plazo, estos tendrán que acudir al mercado de ocasión, a los modelos reacondiconados por las marcas, o a los sistemas de suscripción de corto y medio plazo.
Unas declaraciones que nos indican que está claro que el final del motor de combustión está cerca, y no por las prohibiciones de los gobiernos establecidas para 2035, sino por la evolución de la tecnología y la entrada en vigor de las nuevas normas sobre emisiones que acorralan ya a corto plazo a los modelos diésel o gasolina.
