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¿Es el hidrógeno verde la apuesta acertada para el futuro de España o una idea temeraria con consecuencias desastrosas?

En la actualidad, España se encuentra inmersa en una gran cantidad de proyectos relacionados con el hidrógeno verde, hasta el punto de que el Centro Nacional de Hidrógeno admite que resulta imposible hacer un seguimiento exhaustivo de todos ellos.

Pero este escenario, que puede ser considerado por muchos como un signo de futuro prometedor, es para muchos otros una apuesta que conlleva un alto grado de riesgo con potenciales consecuencias catastróficas.

No en vano, existen posiciones radicalmente opuestas en relación al hidrógeno verde. Por un lado, están quienes piensan que es una tecnología emergente con un enorme potencial para transformar la industria y la movilidad hacia un futuro más sostenible.

El hidrógeno verde plantea dudas

El hidrógeno verde es una fuente de energía limpia que se produce a través de la electrólisis del agua con energía renovable, lo que lo convierte en una alternativa sostenible a los combustibles fósiles.

Ello ha llevado a investigar su potencial como fuente de energía para la movilidad, la industria y la generación de electricidad. Pero, a pesar de sus beneficios, hay quienes argumentan en contra de la apuesta por el hidrógeno verde.

Uno de los principales argumentos es que actualmente es mucho más costoso producir hidrógeno verde que hidrógeno gris, que se produce a partir de combustibles fósiles, lo que lo impide que sea rentable desde un punto de vista económico.

Planta de hidrógeno verde construida en Puertollano.

Otro argumento en contra es que la producción de hidrógeno verde requiere grandes cantidades de energía renovable, lo que podría limitar los recursos disponibles para otras áreas importantes, como la energía solar y eólica.

Es importante destacar que la producción de hidrógeno verde todavía se encuentra en sus primeras etapas y que se están haciendo importantes avances en términos de tecnología y costes de producción.

A pesar de esto, invertir fuertemente en hidrógeno verde como una estrategia energética para el futuro conlleva riesgos significativos y posibles consecuencias negativas que deben ser consideradas cuidadosamente.

España, motor mundial del hidrógeno verde

En este contexto, España se ha convertido en uno de los líderes mundiales en la inversión en proyectos de hidrógeno verde, acumulando actualmente alrededor del 20 % del total de la inversión global, lo que la sitúa sólo por detrás de Estados Unidos.

El Centro Nacional del Hidrógeno de España (CNH2) reconoce en boca de su director, Miguel Ángel Fernández, que hay tantos proyectos en marcha que es imposible hacer un seguimiento de todos.

Y las iniciativas son ambiciosas, como el plan de 1500 millones de euros lanzado en 2021 por Madrid para apoyar la industria del hidrógeno verde, o la construcción de la mayor planta de producción de hidrógeno verde de Europa en Puertollano por parte de Iberdrola.

Esta planta cuenta inicialmente con 100 MW de paneles solares y permitirá suministrar el 10 % de la energía que la fábrica de Fertiberia situada en el terreno contiguo demanda. Si las previsiones se cumplen, acabará suministrando el 100 % de dichas necesidades.

En Andalucía, empresas como Cepsa y Repsol están invirtiendo en el llamado «Valle del hidrógeno verde» para producir 300.000 toneladas en 2027. En Asturias, hay proyectos para la creación de 15 parques solares que permitirán producir 330.000 toneladas de hidrógeno verde.

Estos proyectos se apoyan en el extraordinario potencial de producción de energía renovable que tiene España, lo que en teoría permitiría cubrir todas sus necesidades energéticas e incluso exportar energía adicional al norte de Europa.

España hace una apuesta arriesgada

A pesar de todo, la apuesta que España ha realizado por el hidrógeno verde es arriesgada, ya que actualmente no existe una infraestructura que permita rentabilizar y democratizar el uso de este vector energético.

El coste de producción del hidrógeno verde sigue siendo muy elevado debido al complejo y caro proceso de generación del mismo. Además, el hidrógeno es un gas extremadamente volátil y reactivo que es muy difícil de encontrar en su forma pura, lo que añade aún más incertidumbre.

Las experiencias con trenes de hidrógeno están siendo desiguales.

Esa cualidad también contribuye a que el transporte del hidrógeno verde presente desafíos importantes debido a su capacidad de fuga. Según expertos, el uso masivo de hidrógeno verde requerirá transformaciones complejas por parte de vehículos y plantas industriales, lo que puede resultar costoso y difícil de llevar a cabo.

Por lo tanto, para que el hidrógeno verde se convierta en una realidad en el mix energético, no sólo debe ofrecer ventajas, sino que también se necesita una inversión importante en infraestructura por parte de los actores del panorama industrial y comercial.

Por todo ello, la apuesta de España por el hidrógeno verde es ambiciosa y arriesgada, y sólo el tiempo dirá si será un éxito o no, y qué consecuencias tendrá en cada caso.

Fuente | Motor.es

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