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Los fabricantes occidentales se enfrentan a un desastre en China con cientos de miles de coches de combustión que no se podrán vender

En 2016 China aprobó una ley de emisiones que buscaba mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones de los coches en las carreteras. Una norma que entrará en vigor este próximo julio. Pero a pesar de los siete años de margen, los fabricantes europeos, americanos y japoneses se han visto sorprendidos por su puesta en marcha, y se han encontrado con cientos de miles de coches en stock que podrían no poder ni llegar a vender.

Este se trata de un capítulo más de una crisis donde la producción de coches estaba superando a la demanda, lo que ha provocado la acumulación de unidades en stock que algunas fuentes estiman entre 3 y 4 millones en toda China. Unidades que están intentando salir al mercado con fuertes descuentos.

El principal problema es la entrada en vigor el próximo 1 de julio de la nueva normativa de emisiones VI B, que toma como ejemplo las normas puestas en marcha por Europa y Estados Unidos, y que ha sido puesto en marcha en dos fases: la primera fase, 6a, entró en vigencia el 1 de julio de 2020 y el estándar 6b ​​se implementará el 1 de julio de 2023.

La norma China 6 se aplica a los vehículos ligeros de hasta 3500 kg alimentados por motores diésel o gasolina, y que reduce los límites de emisiones de partículas NOx a la mitad.

Una entrada en vigor que provocará que aquellos coches que no hayan sido matriculados antes de esa fecha, no podrán circular legalmente por las carreteras chinas.

Los beneficiados, los grupos chinos

El problema afecta principalmente a los fabricantes extranjeros. En 2022 se han vendido en China un total de 27 millones de vehículos, de los cuales casi 7 millones eran coches eléctricos. China representó alrededor de dos tercios de las ventas mundiales de vehículos eléctricos el año pasado.

De estas siete millones de unidades, la mayor parte han sido fabricadas por marcas chinas, algo que según los expertos, supone que la entrada en vigor de la nueva norma beneficiará a los grupos locales, que han sido los que más han apostado por el coche eléctrico, mientras que las ventas de las empresas extranjeras, que se han centrado en los de combustión, se desploman.

Por lo tanto, serán predominantemente los fabricantes de japoneses, alemanes y estadounidenses los más afectados por la crisis de inventario, mientras que las empresas chinas y Tesla seguirán viendo crecer la demanda.

Esto ya se está notando de forma importante, y por ejemplo en los dos primeros meses del año, las ventas de las marcas japonesas en China han caído un 40% interanual. Los grupos alemanes y coreanos cayeron alrededor de un 20%, mientras que los estadounidenses cayeron un 12,5%. Cifra esta última algo maquillada por el buen rendimiento de Tesla.

Por su parte los grupos chinos han visto también caer sus ventas de coches de combustión, pero han logrado mantener las cifras totales gracias a que han compensado sus cifras con las ventas de los cada vez más demandados coches eléctricos.

Otro dato que nos avisa del cambio de tendencia está en la producción de coches eléctricos dentro de China, tanto para consumo propio como exportación. Esta ha crecido un 97% respecto al año anterior, mientras que las ventas de vehículos eléctricos aumentaron un 93%.

BYD vuela con un crecimiento del 80% en el primer trimestre, y aspira a ser el principal fabricante de coches de China este año

Un cambio de ciclo que ha cogido «por sorpresa» a los grupos extranjeros, a los que además ha pillado con una fuerte deuda que se estima está en torno a los 200.000 millones de dólares, lo que reducirá su margen de maniobra para actualizarse rápidamente, y también por encima para sacarse de encima la losa de tener que poner en el mercado cientos de miles de coches diésel y gasolina con cada vez menos demanda.

Les queda a los grupos extranjeros la petición para que el gobierno chino retrase la entrada de las nuevas normas de emisiones. Pero a la vista del buen posicionamiento de las marcas locales que han hecho en gran medida sus deberes, y las menores posibilidades de chantaje respecto a lo que hacen en otros mercados, todo hace indicar que la administración no cederá y mantendrá la fecha inicial para esta nueva norma de emisiones.

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