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Mercedes tiene la respuesta para el transporte pesado con cero emisiones. Hidrógeno líquido

Si bien los sistemas eléctricos a batería se consideran la tecnología del futuro para el transporte ligero, para muchos, el hidrógeno sigue siendo una alternativa interesante cuando hablamos de transporte pesado. Daimler está trabajando en un sistema que permite largas autonomías y rápidos tiempos de repostaje sustituyendo el hidrógeno gaseoso por un sistema sLH2 con hidrógeno líquido.

Daimler ha desarrollado junto con Linde Engineering el sistema de repostaje que se utilizará en la primera estación de servicio de la planta de Mercedes-Benz en Wörth am Rhein.

Según el fabricante alemán, el hidrógeno líquido ofrece varias ventajas sobre la pila de combustible tradicional, como una mayor densidad de almacenamiento, lo que aumenta la autonomía por carga.

Además, se reduce el tiempo de repostaje. La nueva estación de servicio sLH2 puede repostar un camión pesado de 40 toneladas con 80 litros de hidrógeno líquido en unos 10 a 15 minutos. Esto es suficiente para recorrer más de 1.000 kilómetros, e incluso la propia Mercedes ha realizado una prueba en carretera abierta y condiciones reales donde un prototipo logró recorrer 1.047 km con un depósito.

Hidrógeno líquido, una opción más barata, pero con un problema

La bomba sLH2 utilizada por Mercedes aumenta ligeramente la presión del hidrógeno líquido, lo que reduce la temperatura (hidrógeno líquido subenfriado). En este estado es más fácil repostar al reducir las pérdidas de energía durante el proceso.

El hidrógeno líquido también tiene la ventaja de que no es necesaria ninguna transmisión de datos entre el vehículo y la estación de servicio. Los costes de inversión de un depósito de sLH2 deberían ser menos de la mitad de un sistema de hidrógeno gaseoso, mientras que los costes operativos también son inferiores a una quinta parte.

El principal problema de esta tecnología, incluso de forma más acusada que con el hidrógeno gaseoso, es la total ausencia de una red de repostaje.

Y es que de momento la única iniciativa de este estilo es un proyecto piloto, lo que supone que la infraestructura tendría que empezar desde cero totalmente. Algo que supone que Daimler tendrá que trabajar para convencer a los operadores a apostar por una tecnología prometedora, pero con grandes retos por delante, tanto en el despliegue de estaciones, como en el desarrollo de estándares comunes.

Algo que en tiempo supondrá que no habrá una mínima red ni flotas de camiones al menos hasta final de la década. Un tiempo donde las baterías seguirán evolucionando, mejorando su densidad energética y bajando de precios, lo que hará más complicado justificar la inversión en hidrógeno.

Fuente | Daimler

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