Hasta 6.000 euros al año en mantenimientos en su diésel. Por eso este noruego conduce un Tesla Model S
Un noruego compara la propiedad de un Tesla Model S con la de un Mercedes ML 250 diésel, y expone las diferencias que tienen ambas propuestas, tanto en costes operativos como en su uso diario.
Como otros muchos noruegos, André Aamodt se lanzó a la compra de un coche eléctrico cuando Tesla llegó a su mercado. Un Model S. Un coche que comparte espacio en la familia con un Mercedes ML 250 diésel, y que es un caso cuando menos llamativo de una opinión pragmática de alguien que quiere un coche para ir «del punto A al B» que nos ofrece una comparativa de las sensaciones y los costes de un eléctrico y un diésel.
Cuando André se compró el Tesla, lo hizo en una primera fase de lanzamiento, 2014, donde la berlina americana estaba disponible solo en versión de tracción trasera. Algo complicado en un escenario como el de Noruega donde la nieve puede provocar que te quedes atrapado por la misma en algún momento. Algo que sucedió.
Esto le llevó a hacer un cambio antes de lo previsto, y en 2017 se compró un Model S con tracción a las cuatro ruedas. Algo que supone que entre los dos modelos, lleven 10 años conduciendo un eléctrico y un diésel.
Del Model S, André indica que ha tenido suerte con su unidad, ya que las primeras generaciones han dado problemas de ruido en el motor y con la batería. Pero en este caso la unidad no ha dado problemas graves, siendo las principales desventajas según su propietario el mal radio de giro y el aislamiento acústico.
Las motivaciones para su compra eran los beneficios que los coches eléctricos tenían en su momento. Además de los fiscales, también tenían otros como el poder circular por los carriles taxi y bus. Algo que hace poco se ha terminado.
Destaca también su aceleración, que compara con la de un coche de más de 120.000 euros, cuando su unidad le ha costado 42.000 euros. También valora de forma muy positiva el sistema Autopilot, que le permite completar los viajes de una forma más cómoda.
Por su parte, del Mercedes destaca su calidad y su conducción. Pero ha tenido algunos fallos decepcionantes y sus costes de mantenimiento son astronómicos.
Aunque no da cifras del Tesla, que suele tener un coste bastante bajo respecto a los mantenimientos periódicos, y solo los elementos fuera de garantía pueden tener un coste elevado, teniendo todavía batería y motores en garantía hasta 2025, si los da del Mercedes, que es un pozo sin fondo.
El Mercedes, cuya financiación está amortizada, tiene un coste entre mantenimientos y reparaciones de entre 60.000 y 70.000 coronas noruegas al año, que al cambio son entre 5.000 y 6.000 euros al año. El seguro tampoco es barato, 25.000 coronas al ano, 2.100 euros, y además están los neumáticos. En total, entre 100.000 y 120.000 coronas al año. Algo más de 1.000 euros al mes.
El resultado es que el modelo diésel se ha quedado relegado para los viajes y vacaciones, siendo el Tesla el coche de uso diario. Deja un mensaje cuando menos curioso, y es que usarán el Mercedes «en caso de guerra» algo que tiene que ver con su amplio espacio.
Un uso diario de eléctrico que también tiene su motivación en los costes, y es que en Noruega el coste de la electricidad ha caído, con costes de apenas 6 céntimos de euros el kWh en las horas más económicas. Algo muy barato para nosotros, y casi regalado si tenemos en cuenta la renta noruega.
Curiosamente, este propietario, que insisten en su pragmatismo y admite que no hay ahora mismo incentivos para la compra de un coche eléctrico, al mismo tiempo dice que cuando conduces uno, pasa algo. La sensación de conducción no se logra en un diésel hasta dos segundos después, lo que los hace mucho más agradables y divertidos, por lo que no vuelves al diésel.
Asegura que cuando tengan que cambiar su Model S, lo harán por una propuesta de menor tamaño y gama más baja, ya que no necesitan tanta autonomía. La mejora de las redes de carga hace que no sea necesaria una propuesta de amplia autonomía para el día a día, incluso en un escenario tan exigente como la fría Noruega.