Prueba comparativa: BYD Dolphin vs Volkswagen ID.3 (Vídeo)
De un tiempo a esta parte, los fabricantes chinos han puesto el mercado europeo en su punto de mira. Aunque hasta hace poco los estrictos estándares de emisiones y de seguridad de la UE servían como barrera de contención a su desembarco masivo, la transición al coche eléctrico ha hecho que cambien las tornas... y de qué forma.
Conscientes de la superioridad de los grupos occidentales en el desarrollo de motores de combustión interna, producto de décadas de inversiones en dicha tecnología, hace unos años las autoridades chinas vieron en la electrificación la oportunidad idónea para dar la vuelta a la tortilla y pasar a ocupar una posición de liderazgo en la industria mundial.
Al calor de las subvenciones estatales, China se ha convertido en el mayor mercado de coches eléctricos del mundo. El gigante asiático ha logrado una capacidad de producción y un know-how líderes en el sector en un tiempo récord. ¿Son pues los coches eléctricos chinos una amenaza para los productos autóctonos?
Para dar respuesta a esta pregunta, vamos a enfrentar a dos compactos, uno del mayor fabricante de coches eléctricos chino y otro del mayor fabricante de coches eléctricos europeo: el BYD Dolphin y el Volkswagen ID.3. Sobre el papel, ambos son muy similares: dimensiones, potencia, capacidad de las baterías, autonomía… Pero a la hora de la verdad, se trata de dos automóviles muy diferentes.
BYD Dolphin vs Volkswagen ID.3: similares por fuera, no tanto por dentro
Tanto el Dolphin como el ID.3 son hatchbacks de 5 puertas con un diseño que recuerda hasta cierto punto a los prácticamente extintos monovolúmenes. El BYD mide 4.29 metros de largo, 1.77 metros de ancho, 1.57 metros de alto y tiene una batalla de 2.70 metros. El Volkswagen es algo más corto (4.26 metros) y bajo (1.56 metros), pero tiene una mayor anchura (1.81 metros) y distancia entre ejes (2.77 metros).
Dado que las preferencias estéticas entre uno y otro son puramente subjetivas, vamos a dar el salto directamente al habitáculo, donde hacen gala de unas filosofías muy diferentes a pesar de que ambos comparten un aspecto fundamental: su minimalismo.
El salpicadero del Dolphin destaca por sus originales formas curvas, que se complementan con los tiradores de las puertas inspirados en la aleta de un delfín. El Volkswagen es más sobrio, algo que compensa con una calidad percibida superior: aunque el BYD no está mal acabado y sus ajustes son sólidos, todas las piezas del habitáculo están realizadas en plásticos rígidos (con excepción de la plancha frontal, que está forrada de tejido).
Tras el restyling que recibió el año pasado, el ID.3 ha avanzado mucho en este campo, pues emplea plásticos acolchados en las planchas superior y frontal del salpicadero, así como en las puertas delanteras. La tapicería empleada en los medallones de los paneles y en los asientos también resulta más agradable al tacto.
Por contra, la ergonomía sigue siendo mejor en el BYD, no tanto por méritos propios (los mandos físicos de la consola central en forma de ruleta no resultan especialmente intuitivos), sino porque el Volkswagen cojea bastante en este aspecto: los controles hápticos del volante y de la consola central no ofrecen una respuesta demasiado satisfactoria.
Los sistemas de infoentretenimiento de ambos coches son mejorables. El del Dolphin, que se asocia a una pantalla táctil de 12.8 pulgadas capaz de rotar sobre sí misma, se basa en el sistema operativo Android (no en el Android Automotive de Polestar, Renault o Volvo, sino en un Android de smartphone). El diseño de la interfaz se ve anticuado y los submenús están bastante abarrotados; a cambio, su respuesta es rápida y convincente.
El sistema del ID.3, aunque tiene un aspecto más moderno y una presentación más intuitiva, sufre más lag y ofrece un comportamiento errático. Su pantalla es de 12 pulgadas. Como punto positivo, dispone de conectividad inalámbrica vía Android Auto y Apple CarPlay, mientras que el asiático requiere del uso de un cable.
En cuanto a la habitabilidad, ambos van sobrados de espacio para las piernas y justos a nivel de anchura. La diferencia la marca la altura, algo mayor en el Volkswagen (a costa de llevar el asiento más hundido). El maletero también es más capaz en el ID.3 (385 litros) que en el Dolphin (345 litros) a pesar de que el primero tiene el motor eléctrico bajo el piso.
Coche pequeño agrandado, coche grande empequeñecido
Las versiones comparadas (Design y Pro) tienen la misma potencia (204 CV), baterías de capacidad similar (60 y 58 kWh) e incluso homologan autonomías muy cercanas (427 y 434 km WLTP). Pero una vez en carretera, es fácil apreciar que se trata de dos propuestas muy distintas.
Asentado sobre la e-Platform 3.0 de BYD, el Dolphin europeo es una versión alargada del Dolphin chino, que mide entre 4.07 y 4.15 metros dependiendo del acabado elegido. El ID.3 por su parte utiliza la misma versión de la plataforma MEB que sus hermanos mayores, los Volkswagen ID.4 e ID.5, que aún siendo más grandes (4.58 y 4.60 metros), tienen exactamente la misma batalla.
Dicho de otra forma, el BYD Dolphin es un coche pequeño «estirado», mientras que el Volkswagen ID.3 es un coche grande «acortado» a base de reducir los voladizos a su mínima expresión. Esto se deja notar en cuanto nos ponemos al volante de uno y otro.
Para empezar, el BYD es de tracción delantera, por lo que al eje anterior se le «atraganta» la potencia, algo que notamos especialmente al acelerar, pues las ruedas patinan y el control de tracción debe intervenir para corregir la situación. El Volkswagen, que es de tracción trasera, presume de una motricidad excelente. Al dejar las ruedas delanteras «libres», su radio de giro es además sorprendentemente reducido.
La amortiguación del Dolphin tiene un tarado muy blando. Se trata de un coche confortable, pero que también barquea en zonas de curvas y rebota demasiado cuando el asfalto está en mal estado. La suspensión del ID.3 es igual de cómoda, pero controla mucho mejor los movimientos de la carrocería, resultando más ágil y dinámico. Su mayor batalla y peso le proporcionan un aplomo superior, y la insonorización está más cuidada.
Uno de los puntos fuertes del BYD es su batería Blade de tipo LFP (litio-ferrofosfato). Si bien esta química ofrece una menor densidad energética que la NCM (níquel, cobalto, manganeso) del Volkswagen, disfruta de una vida útil estimada de 5.000 ciclos (es decir, más de 1.5 millones de kilómetros).
Durante nuestra prueba de autonomía a 120 km/h, el Dolphin consumió 19.2 kWh/100 km, una cifra normal tirando a buena dadas las condiciones del test (temperatura ambiente inferior a 20º C). Su alcance real sería de aproximadamente 310 km. El ID.3 por su parte registró 18.2 kWh/100 km en el mismo trayecto, llegando a los 320 km.
Es de celebrar que Volkswagen haya mejorado la eficiencia a alta velocidad de la plataforma MEB (probablemente mediante una actualización de software), algo que también hemos comprobado recientemente en los ID.5 y CUPRA Born. Con unas llantas más pequeñas (nuestra unidad equipaba las opcionales de 20 pulgadas, frente a las de 18 pulgadas de su contendiente), seguramente habría gastado todavía menos.
Gama y precios
La gama del BYD está compuesta por cuatro niveles de acabado: Active (95 CV, 45 kWh, 340 km WLTP), Boost (177 CV, 45 kWh, 310 km WLTP), Comfort (204 CV, 60 kWh, 427 km WLTP) y Design (204 CV, 60 kWh, 427 km WLTP). Los modelos de 45 kWh cargan a 60 kW (10-80% en 38 minutos) y los de 60 kWh a 88 kW (10-80% en 40 minutos).
Por el momento, el Dolphin sólo está disponible con el conjunto más potente (204 CV y 60 kWh). Los modelos Comfort y Design cuestan respectivamente 35.690 y 37.690 euros, tarifas que se reducen a 31.480 y 33.480 euros con los descuentos actualmente vigentes.
La oferta del Volkswagen también está formada por cuatro versiones: Pro (204 CV, 58 kWh, 434 km WLTP), Pro S (204 CV, 77 kWh, 574 km WLTP), GTX (286 CV, 79 kWh, 600 km WLTP) y GTX Performance (326 CV, 79 kWh, 570 km WLTP). En cuanto a la carga, el modelo de 58 kWh llega a 120 kW (5-80% en 35 minutos), el de 77 kWh a 170 kW (5-80% en 30 minutos) y los de 79 kWh a 175 kW (10-80% en 26 minutos).
Hasta la llegada de las dos variantes más deportivas dentro de unos meses, la alineación del ID.3 está restringida a los Pro y Pro S de 38.540 y 41.725 euros, que con promociones se quedan en 34.825 y 37.805 euros. A estos precios podríamos restarles las ayudas de hasta 7.000 euros del Plan MOVES III.
Conclusiones
El Volkswagen ID.3 ha ganado con claridad en varios apartados clave (comportamiento dinámico, acabados, consumo, carga…). Frente a esto, las grandes bazas del BYD Dolphin son sus resistentes baterías Blade y sus tarifas más ajustadas, aunque la diferencia de precio ya no es tan acusada como hace unos meses.
¿Significa esto que los fabricantes europeos pueden respirar tranquilos? Nada más lejos de la realidad. Y es que la industria china controla casi por completo la cadena de suministro de las baterías de litio; de hecho, BYD es el segundo mayor fabricante del planeta por detrás de su compatriota CATL. Si a esto le sumamos que están desembarcando en el viejo continente con productos competentes y económicos, tenemos como resultado un cóctel muy peligroso para las marcas «de toda la vida», que si bien han vencido en esta batalla… ¿podrán ganar la guerra?