Electricidad barata durante 10 años en los puntos de carga públicos

Una de las principales preocupaciones de los conductores de coches eléctricos, es no saber como podrán iniciar la sesión en una estación pública, ni la potencia, y muchas veces ni el precio. Además, los precios suelen variar con el tiempo, y tienden a ser caros. Pero desde Alemania, el Primer Ministro del estado Baden-Württemberg, ha realizado una ambiciosa propuesta.

Miembro del Partido Verde, Winfried Kretschmann ha indicado que está a favor de reducir los precios de la electricidad de las estaciones de carga públicas para coches eléctricos. Según el político alemán, se necesita más anticipación y un marco más estable.

Según el Sr. Kretschmann: «Por eso propongo que se pueda ofrecer electricidad barata en las estaciones de carga eléctrica durante al menos diez años«.

La idea es ofrecer un importante incentivo a la compra, que además, a diferencia de los programas de ayudas públicas, no desaparecería de la noche a la mañana, ni necesitaría burocracia obstructiva y farragosa.

Esto daría a los clientes un marco más estable y atractivo, donde, incluso sin ayudas públicas, podría ofrecer una visión a largo plazo del coste de propiedad de un coche eléctrico, hasta para aquellas personas sin una plaza de garaje donde instalar un cargador, que podrían moverse con sus coches gracias a una red de carga pública cada vez más amplia.

Esta sería una de las herramientas para lograr aumentar las ventas de unos coches eléctricos muy dependientes de las ayudas públicas, pero también de la estabilidad de las normativas. Y es que, como ejemplo, la propia Alemania, que el pasado año ha visto hundir sus ventas un 25% después de la abrupta finalización de las ayudas a la compra por parte del estado.

La pregunta es, ¿cuánto sería atractivo?. En España, de media, estamos en torno a los 45 céntimos el kWh en carga rápida. Una cifra muy por encima de los costes de la carga lenta privada, que sin tener en cuenta los costes fijos, puede estar en los 15 céntimos el kWh de media, lo que nos indica que un coste de unos 30 céntimos de euro el kWh, sería una cantidad bastante justa.

Esto, para un coche con un consumo medio real de 18 kWh a los 100 km, supondría un coste de 5.4 euros cada 100 km, muy por debajo de los 8 euros que puede costar circular en un coche diésel. Una cifra que en breve será mayor con la próxima finalización de la reducción de impuestos que disfruta el diésel en Europa.

Por lo tanto, si la administración es capaz de ofrecer un escenario de estabilidad a los operadores, y estos pueden ajustar las tarifas de sus redes, el resultado sería un incremento importante de las ventas, lo que favorecerá el volumen y los ingresos para las empresas.

Fuente | ZEIT