Más seguras y baratas que nunca: así son las nuevas baterías LFP

Las baterías LFP (litio-ferrofosfato) ganan terreno en los coches eléctricos más asequibles gracias a su bajo coste, mayor durabilidad y mayor seguridad frente a incendios. Aunque almacenan menos energía que las NMC, la diferencia se ha reducido notablemente gracias a avances en diseño. Cada vez más fabricantes europeos apuestan por esta tecnología, antes dominada por marcas chinas.

Más seguras y baratas que nunca: así son las nuevas baterías LFP
Las baterías Blade de BYD, que son de tipo LFP (litio-ferrofosfato), ofrecen una vida útil estimada de 5.000 ciclos.

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Publicado: 08/04/2025 08:43

Las baterías de litio-ferrofosfato, conocidas como LFP, están ganando protagonismo en el mundo del coche eléctrico, sobre todo en modelos de entrada o gama media. Frente a las tradicionales baterías NMC (níquel, manganeso y cobalto), las LFP ofrecen una alternativa más segura, económica y duradera, aunque con algo menos de densidad energética.

¿Qué son las baterías LFP y por qué están conquistando el coche eléctrico?

Ambos tipos son baterías de ion-litio y su funcionamiento es muy similar: los iones de litio viajan entre el cátodo y el ánodo, según se cargue o descargue la batería. Sin embargo, el material del cátodo marca la gran diferencia. En las NMC, la estructura permite almacenar más energía en menos espacio. Las LFP, en cambio, son más voluminosas, pero también más estables y resistentes al uso.

Durante años, esa menor capacidad energética fue una desventaja difícil de compensar. No obstante, los fabricantes, sobre todo chinos como BYD, han logrado optimizar el diseño del conjunto (módulos y packs) para reducir esa diferencia.

LG apostará por la tecnología de baterías LFP para los coches eléctricos europeos.

Hoy en día, una batería LFP puede llegar a ofrecer entre 130 y 160 Wh/kg, frente a los 230-250 Wh/kg de una NMC, una diferencia ya no tan significativa.

El gran atractivo de las baterías LFP está en su coste notablemente inferior (alrededor de un 20% menos) y su enorme vida útil: pueden soportar miles de ciclos de carga sin perder apenas capacidad. Además, son más seguras, ya que el material es químicamente más estable, y no contienen cobalto, cuya extracción plantea importantes dilemas éticos y medioambientales.

La carga rápida es también una de las claves que permite compensar la menor densidad energética. Su mayor estabilidad térmica y resistencia les permite acceder a potencias de carga muy elevadas. Como ejemplo, el SUV chino Zeekr 7X, que ya está a la venta en Europa, que puede acceder a potencias de hasta 480 kW, lo que le permite completar el proceso del 10 al 80% en 13 minutos.

La Super e-Platform de BYD puede cargar a 1.000 kW de potencia.

Por supuesto, en este aspecto destacan las celdas Blade de BYD, que pueden acceder a las tomas de 1.000 kW que ha desarrollado el fabricante, recuperando 400 km de autonomía en 5 minutos.

Marcas como Tesla ya utiliza baterías LFP en algunos de sus modelos más económicos, y fabricantes europeos como VW, Renault, BMW o incluso los primeros premium, como Mercedes, con su nuevo CLA, también están incorporándolas en sus gamas de acceso.

La tecnología LFP ha llegado para quedarse y promete hacer el coche eléctrico más fiable, seguro, duradero y económico.

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