BYD da un paso atrás con la conducción autónoma y se lanza a la guerra de precios

La ofensiva tecnológica de BYD no logra calar entre los compradores. El fabricante recula y vuelve a lanzarse a la guerra de precios para competir con tarifas más agresivas para defender su cuota de mercado.

BYD da un paso atrás con la conducción autónoma y se lanza a la guerra de precios

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Publicado: 30/10/2025 09:09

El gigante chino BYD ha intentado en 2025 un cambio estratégico: dejar de centrarse únicamente en el bajo coste para avanzar hacia la conducción autónoma. Su objetivo era claro: democratizar el acceso a sistemas avanzados de asistencia a la conducción y ofrecer lo que denomina “conducción inteligente para todos” en modelos de gama asequible. Sin embargo, la acogida del mercado ha sido mucho más fría de lo esperado.

Aprovechando su posición de dominio en el mercado, BYD equipó incluso a sus modelos más económicos, como el Seagull, o Dolphin Surf en Europa, con funciones propias de segmentos mucho más altos. Esta ofensiva buscaba desmarcarse de estrategias más elitistas como las de Tesla o Huawei, trasladando la narrativa de que la conducción inteligente no debía ser un lujo, sino una característica propia de cualquier coche independientemente de su precio.

Pero el plan se torció. Un accidente mediático con un coche de Xiaomi actuó como catalizador para que las autoridades chinas endurecieran el marco legal. Las nuevas restricciones prohibieron el uso de ciertas expresiones en campañas de marketing relacionadas con la conducción autónoma, cortando de raíz el discurso promocional de muchas marcas. En este entorno de mayor vigilancia institucional, la campaña de BYD perdió tracción casi de inmediato.

BYD God's Eye

Además, el público objetivo de BYD no respondió como se esperaba. El perfil de cliente de la marca, más sensible al precio que al equipamiento tecnológico, dejó claro que la prioridad seguía siendo el coste. Muchos compradores prefirieron versiones sin el sistema de asistencia a la conducción, ahorrándose unos cuantos euros en el camino. Esta decisión refleja una realidad del mercado chino: la franja de los 100.000 yuanes, unos 13.000 euros, es el auténtico campo de batalla comercial. Y en esa guerra, cada euro cuenta.

Ante las señales de alarma en las ventas de septiembre, BYD reaccionó con rapidez. En octubre abandonó su ofensiva tecnológica para volver al terreno donde se siente más cómodo: el del precio. Rebajó versiones de acceso de modelos como el Qin L y el Song Pro, eliminando no solo el paquete “God's Eye C”, sino también funciones clave como la frenada automática de emergencia. El objetivo era claro: reducir el coste final lo suficiente como para seguir siendo competitivo frente a una oferta cada vez más agresiva.

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El BYD Seagull con sistema Gods Eye

No se trata, sin embargo, de una rendición. BYD continúa invirtiendo de forma intensiva en desarrollo de software y recopilación de datos. A fecha de septiembre de 2025, el sistema de conducción inteligente “God's Eye” estaba presente en 1,7 millones de unidades, generando más de 110 millones de kilómetros diarios de datos de conducción. Este volumen masivo de información es clave en su estrategia a medio plazo: reducir la brecha algorítmica frente a sistemas como el Full Self-Driving de Tesla o el ADS de Huawei.

La conclusión es que los sistemas de ayuda a la conducción son importantes para una parte de los clientes, pero la mayoría valora principalmente el precio y la autonomía. Sobre todo en las marcas donde el coste es uno de sus puntos de referencia, como BYD, donde sus clientes miran con lupa este aspecto mucho más de si puede conducir más o menos de forma autónoma.

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