
Europa necesita bicicletas eléctricas de 750W
Alemania propone actualizar las leyes europeas de bicicletas eléctricas y permitir potencias pico de hasta 750 W. El cambio busca adaptar la normativa a los avances tecnológicos y al auge de las e-bikes de carga. El debate ya está en marcha entre los principales actores del sector

Desde hace años venimos hablando de una legislación europea absurda que ha limitado el desarrollo de las bicicletas eléctricas. La normativa impone un tope de 250 W de potencia nominal, prohíbe el uso de aceleradores y, aunque el límite de velocidad de asistencia fijado en 25 km/h puede tener cierto sentido, el resto de restricciones han frenado el alcance de una tecnología con un enorme potencial social. Personas con problemas de movilidad, por ejemplo, encuentran en la limitación de potencia y la ausencia de acelerador una barrera prácticamente insalvable. Sin embargo, esta situación podría estar cerca de cambiar. Alemania, el país más influyente del sector en Europa, ha abierto oficialmente el debate para revisar la normativa vigente y adaptarla tanto a los avances tecnológicos como a las nuevas necesidades del mercado.
La iniciativa parte del ZIV (Zweirad-Industrie-Verband), la principal asociación del sector en Alemania, que representa a fabricantes, proveedores y marcas de primer nivel como Bosch, uno de los líderes mundiales en sistemas de asistencia eléctrica al pedaleo. Aunque todavía no hay cambios legislativos confirmados, el ZIV está promoviendo una actualización de las normativas europeas que permitiría alcanzar potencias pico de hasta 750 W, una cifra que, aunque sigue por debajo del estándar estadounidense (donde son habituales los motores de 1.000 o incluso 1.300 W), supone un avance importante respecto al límite actual.

El cambio tiene un matiz técnico relevante. Mientras que el límite de 250 W actual se refiere a la potencia continua nominal del motor, la propuesta del ZIV aboga por establecer un nuevo criterio basado en la potencia máxima puntual o de pico. De hecho, muchos motores que hoy se comercializan legalmente bajo el etiquetado de 250 W ya ofrecen cifras pico bastante superiores. Bosch, por ejemplo, reconoce que sus modelos más recientes alcanzan sin problema los 600 W en determinadas condiciones, aunque deban mantener la homologación como 250 W para cumplir con la normativa vigente.
La propuesta incluye también otras medidas, como limitar el peso máximo de las bicicletas de carga. En el caso de los modelos de dos ruedas, se plantea un tope de 250 kg con carga incluida, y para los triciclos o bicicletas con más de dos ruedas, el límite sería de 300 kg. Para los vehículos que superen estas cifras se establecería un marco normativo distinto, al considerarse que sus características de diseño, dinámica y operación se alejan de las de una bicicleta tradicional y se asemejan más a pequeños vehículos de reparto.
Estas bicis eléctricas de gran capacidad, que ya comienzan a ser comunes en flotas logísticas urbanas, han despertado preocupación entre los defensores del ciclismo urbano por su tamaño, peso y ocupación del espacio en carriles bici. El propio ZIV hace referencia a la norma EN 17860-4:2025 como una posible base reguladora para estos modelos más pesados.

Aunque no hay garantías de que las nuevas propuestas se traduzcan en cambios legislativos a corto plazo, el hecho de que una voz tan relevante como el ZIV esté promoviendo públicamente esta revisión deja claro que el sector busca un nuevo equilibrio entre seguridad, potencia y funcionalidad. Si se aprueban estas modificaciones, podríamos estar ante el principio del fin de uno de los límites técnicos más debatidos del ciclismo eléctrico europeo.
Y es que es hasta cierto punto absurda la normativa actual, ya que la tecnología permite ofrecer bicicletas con potencia de 750W, 1.000 o 2.000W, pero manteniendo el límite de velocidad de apoyo, 25 km/h, ya que la limitación es por software. Algo que no las hará más o menos peligrosas, pero si mucho más polivalentes.