
El extraño caso de los coches eléctricos a estrenar que llevan cuatro años en los concesionarios
El mercado avanza de forma imparable, y los coches eléctricos cada vez ofrecen más por menos. Algo que provoca que algunos modelos se estén quedando atrapados en el mercado de ocasión prácticamente a estrenar y sin poder encontrar un propietario. El caso de los coches "nuevos-viejos" que es cada vez más habitual.

En plena expansión del coche eléctrico empieza a aflorar un fenómeno que hasta hace poco era marginal, pero que va camino de convertirse en un quebradero de cabeza para concesionarios y vendedores: coches nuevos que llevan almacenados tres, cuatro o cinco años sin encontrar dueño. Aunque apenas han recorrido unos pocos kilómetros, y conservan garantía oficial, su situación legal, técnica y de mercado plantea dudas importantes.
La clave está en entender qué son exactamente estos coches. Se trata de modelos matriculados o no, que han permanecido en concesionarios o almacenes desde hace varios años sin ser adquiridos por particulares o empresas. Los motivos son variados, y va desde un exceso de producción, errores de planificación comercial o desinterés del vendedor. Pero la realidad es que estos coches han quedado en el limbo en un mercado que evoluciona a gran velocidad, sobre todo en lo tecnológico.
Aunque su estado sea impecable y su aspecto exterior no muestre desgaste alguno, es importante tener en cuenta algunos elementos fundamentales. Los diseños y acabados interiores suelen responder a tendencias de hace años, lo que en muchos casos implica sistemas multimedia antiguos, conectividad limitada o interfaces poco actualizadas. Algunos incluso se basan en plataformas o tecnologías que ya han sido superadas por generaciones más recientes, tanto en autonomías como en tiempos de carga.

Por ejemplo, en los buscadores podemos ver coches como este Opel Corsa-e del 2022, con apenas 2.416 km en su marcador, lo que supone un auténtico km0. Un modelo que está a la venta por un precio de 19.025 euros. A cambio nos llevamos un compacto con una batería de 50 kWh brutos, que le ofrecían 337 km de autonomía WLTP, con carga a 100 kW. Un modelo que le está costando encontrar comprador y que necesitará afinar ese precio para no cronificarse más en el concesionario. (Ver anuncio).
Por 22.500 euros encontramos un FIAT 500e en su versión de más potencia y mayor batería, 42 kWh (331 km WLTP). Una alternativa muy interesante para los que busquen un modelo fácil de aparcar y de un diseño atemporal. Una unidad totalmente a estrenar, 10 km en su marcador según el anuncio, y que lleva desde 2022 esperando a su primer propietario. (Ver anuncio)

Más curioso es el caso de un Tesla Model X que lleva cinco años esperando a un cliente. Es una unidad 100D del 2020, con 2.000 km en su odómetro, y que tiene un precio de 54.999 euros. Casi la mitad de lo que costaba cuando llegó al mercado. Un SUV diferente, que destaca por sus puertas traseras de apertura superior, y que contaba con una batería de 100 kWh que le otorgaban 507 km WLTP. Una unidad que no logra tampoco encontrar dueño. (Ver anuncio).

La parte positiva es que estos coches, al no haber sido utilizados, presentan un desgaste nulo. Lo normal es que los concesionarios los hayan mantenido almacenados en condiciones óptimas, realizando cargas periódicas y revisiones internas básicas. Pero es algo que hay que vigilar, ya que algunos los han podido tener a la intemperie. Y cuatro o cinco años fuera pueden pasar factura también a elementos como la batería.
Otro factor clave es la garantía. En algunos casos, el coche aún no ha sido matriculado, por lo que el periodo de garantía legal y comercial empieza a contar desde la primera matriculación, no desde la fecha de fabricación. Pero si el coche ya está registrado desde hace tiempo, puede que quede menos garantía de la que uno esperaría de un “vehículo nuevo”.
La conclusión es que si buscamos, podemos encontrar coches eléctricos prácticamente a estrenar con cuatro o cinco años encima, y donde podremos intentar jugar la baza de su veteranía para negociar un precio que permita liberarlos de su encierro y salir a la calle.