Probamos un monopatín eléctrico
Coches, cuadriciclos, triciclos, motocicletas, bicicletas, patinetes y un largo etcétera. Creíamos que habíamos probado todo tipo de vehículos eléctricos, pero siempre hay hueco para la novedad. Junto al archiconocido Segway, otros pequeños artilugios de 2, 3 y 4 ruedas empiezan a rodar por nuestras aceras y parques. Peatones motorizados, vehículos que a pesar de tener un rango de acción limitado, se complementan con otros medios de transporte, además de ofrecer grandes porciones de diversión.
En esta ocasión nos hemos subido a un skate eléctrico, una tabla con 4 ruedas a la que se ha añadido una motorización eléctrica que amplía sus posibilidades, hasta convertirlo en una alternativa de transporte personal. Si todo esto te suena demasiado friki o no visualizas a nadie moviéndose en este tipo de vehículo, es porque aún no has visto cajas de cerveza motorizadas. Sí, has leído bien, la imaginación no tiene límites… ¡Hasta hacen carreras!
Como no podía ser de otra manera, dentro de este «segmento» que son los monopatines eléctricos, también hay toda una gama con diferentes tamaños, potencias y tipos, según el uso que vayamos a hacer de ellos. Nuestro protagonista es un modelo diseñado para uso off-road, es decir, con grandes ruedas neumáticas con dibujo para tierra. Es también el más potente del catálogo, tal vez debido a sus mayores proporciones y peso.
Comparten algunas características; montan batería de gel extraíble, motor con escobillas y tanto el acelerador como el freno –regenerativo– se controlan mediante un gatillo inalámbrico. Todos tienen tracción a una de las ruedas posteriores, dado que no tienen diferencial y un eje rígido complicaría en gran medida los giros, que se hacen como en cualquier skate, inclinando la tabla con los pies. El peso de la batería no es problema porque queda muy cerca del suelo, aunque pronto habrá baterías de litio para ampliar la autonomía, que es de unos 15-25 km.
Este modelo en cuestión, monta 3 baterías en serie de 12V – 12Ah, motor de 800 W y es capaz de alcanzar unos 30 km/h en apenas 5 segundos. El cargador es externo y se necesitan 4 horas para una recarga completa. La transmisión es por correa dentada y va encapsulada para una mayor duración. El peso total del aparato es de unos 29 Kg, un tanto elevado comparado con uno normal, aunque poco perceptible en marcha. Tan sencillo como encender el control remoto y el skate, y estás listo para correr.
Si no estás acostumbrado a mantener el equilibrio de pie sobre una tabla en movimiento, compensando los pesos y adoptando diferentes posturas para favorecer las maniobras, te parecerá difícil de controlar. Sin embargo, la curva de aprendizaje es amigable y en pocas horas podrás moverte con agilidad y sin esfuerzo, haciendo de los recados y desplazamientos cotidianos un divertido ejercicio. Las prestaciones pueden parecer modestas, sin embargo son más que suficientes para este tipo de vehículo.
Además de ser una nueva modalidad deportiva que emerge entre los diferentes tipos de skateboarding, nosotros lo vemos como un interesante medio de transporte personal, que por varios motivos puede competir con las bicicletas plegables, patinetes y otros cacharros eléctricos como el Segway. Y aunque éste incorpora una tecnología mucho más avanzada, queremos destacar el precio de un sencillo monopatín eléctrico, que oscila entre 300 y 500 € según el modelo. Apenas un 10% de lo que cuesta un Segway o un 1/3 de lo que cuesta una bici eléctrica plegable.
Teóricamente estos monopatines se consideran peatones, por lo que no deberían circular por la calzada, aunque los carriles bici, aceras anchas y calles peatonales son lugares perfectos para su uso. Tienen la evidente ventaja frente a sus homólogos sin motor, de que facilitan la tarea de impulsarse, pero también la de frenar, gracias al uso del freno regenerativo. Una cuesta abajo pronunciada no es un suicidio para quienes no practican longboard habitualmente; basta con empujar el gatillo hacia delante y en pocos metros el invento se detiene.
Aunque requiere cierta destreza, es una opción de movilidad a tener en cuenta, debido a su precio accesible y la facilidad de llevarlo en el maletero del coche o en cualquier tipo de transporte colectivo, sin necesidad de estar plegando y desplegando. Nacido en California en los años 60, el skate es la adaptación del surf al asfalto. Ahora, gracias a la tecnología actual, el skate se combina con el mundo del automóvil, más concretamente, del automóvil eléctrico. Aunque no tan espectacular como un Segway, lo cierto es que hace girar cabezas a su paso.
Gracias Stiva Bernabeu por colaborar en la realización de la prueba y por las fotos.
También queremos agradecer a los chicos de Electric City Møtør, que son los distribuidores de esta gama de monopatines y otros vehículos eléctricos.
Sólo para los más frikis… ¡Os dejamos la web del fabricante de las cajas de cerveza eléctricas!
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