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Pero ¿por qué todavía no tenemos baterías mejores?

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En los últimos años hemos visto un sin fin de empresas que han anunciado que contaban con una batería milagrosa capaz de multiplicar las prestaciones de las actuales. Unas promesas que no han llegado todavía a cumplirse y ante lo que el MIT ofrece una versión.

Tesla es un ejemplo para esto. A pesar de la fuerte inversión y los recursos, el fabricante norteamericano se tiene que limitar a evolucionar sus packs de baterías para almacenar más celdas. Pero estas celdas siguen siendo las mismas. No hay evolución a nivel químico.

La razón según los expertos del MIT es la dificultad para las pequeñas start-up de llevar sus desarrollo de un estudio de laboratorio, a una producción real. Empresas como A123 desaparecieron antes de lograr alcanzar un nivel de producción mínimo. Otras como Sakti3, adquirida por Dyson por apenas 90 millones de euros, o Seeo, adquirida por el grupo Bosch, han sido adquiridas por fabricantes por precios muy por debajo de lo esperado en un primer momento. Todas ellas empresas que aseguraban contar con diseños revolucionarios. Pero han sido incapaces de llevar esa evolución fuera del laboratorio.[blocktext align=»center»]SolidEnergy-2El mercado de las baterías para coches eléctricos llegará a los 10.000 millones en 2020 [/blocktext]

Otro ejemplo más reciente es SolidEnergy. Una prometedora empresa nacida en el prestigioso MIT, que hace unas semanas presentaba un nuevo paso en su prometedora batería con electrolito sólido. Un desarrollo con un enorme potencial, pero que después de unos cuantos años de investigación todavía no ha logrado convertirse en una realidad comercial.

La barrera más importante es la económica. De media las start-up de baterías están recibiendo fondos de unos 40 millones de dólares cada año. Pero sólo poner en marcha una pequeña línea de montaje cuesta en torno a los 500 millones de dólares. Un ejemplo gráfico de lo difícil de pasar del papel al mercado real.

Según el MIT, otro de los factores para la lenta evolución de las baterías, es el poco interés de los grandes fabricantes. Nombres como LG, Samsung o Panasonic no parecen interesados en grandes saltos adelante, y prefieren un mercado que evolucione de una forma más paulatina. Una forma de sacar mayor partido a cada pequeño paso.

Esto quiere decir que existen desarrollos muy prometedores, pero será complicado que estos milagros tecnológicos lleguen al mercado antes de ser adquiridos por otras corporaciones mayores, y antes de pasar un largo proceso de pruebas y certificaciones. Algo que supone un pequeño jarro de agua fría, al menos hasta que alguien con los medios suficientes ponga fin a esta absurda situación.

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Vía | MIT

 

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