En unas declaraciones a la prensa alemana, Matthias Mueller, director ejecutivo del grupo Volkswagen, ha afirmado que la producción propia de baterías para coches eléctricos será un movimiento lógico de cara a la futura expansión de la oferta en este sector dentro de la marca.
Según el Sr Mueller «Si en un futuro cercano más de una cuarta parte de nuestros coches van a ser eléctricos, vamos a necesitar aproximadamente tres millones de baterías al año. Entonces tiene sentido construir nuestra propia fábrica«.
Esto encajaría en un proyecto de futuro que de momento ha arrancado con la previsión de alcanzar unas 30.000 bajas en la plantilla. Una reducción destinada a evitar duplicidades, y a adaptarse a la nueva economía del coche eléctrico.
Pero a cambio Volkswagen pondría en marcha una planta que creará unos 9.000 nuevos puestos de trabajo. Una instalación estratégica de cara al futuro de unos fabricantes alemanes que hasta ahora han recibido las pocas baterías que han necesitado de fabricantes externos. Algo que parece no formará parte de la estrategia a medio y largo plazo, al menos del grupo Volkswagen.
La cuestión es que levantar una fábrica no es el único reto a superar. Aprovisionar los fondos necesarios en un momento donde el Dieselgate está resultado un impacto para las cuentas será una labor difícil para los actuales gestores a la hora de convencer al consejo.
Pero una fábrica es cuestión de dinero. A esto hay que añadir tal vez la parte más complicada, la tecnología. Si Volkswagen no quiere depender de suministradores externos, tendrá que contar con su propia tecnología. Algo que necesita mucho dinero, mucho tiempo, y además hacerlo en un sector que evoluciona a pasos agigantados y donde la economía de escala es la que manda.
No podemos olvidar que los principales fabricantes coreanos, Samsung y LG, están preparando sus nuevas instalaciones en suelo europeo. Algo que acercará la producción, y que además supondrá un paso adelante a nivel productivo. Una competencia que ahora mismo parece inalcanzable para Volkswagen, y prácticamente cualquier otro fabricante que quiera empezar una producción propia.
Tal vez la solución más rápida y cómoda, no sabemos si la más barata, sería la adquisición de algún desarrollador. Descartados los grandes nombres, entre nuestros favoritos, por cercanía, es Kreisel. Un pequeño desarrollador austriaco que ha logrado interesantes avances con sus propias celdas, y que trabaja en levantar su propia fábrica de baterías y que posiblemente necesite inversión y clientes para esas baterías.
La otra opción sería una unión entre los diferentes fabricantes alemanes, para de esa forma compartir sinergias y levantar una planta de forma conjunta.
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Vía | Autonews
