El Dieselgate de Volkswagen beneficiará a los coches eléctricos

El Dieselgate de Volkswagen beneficiará a los coches eléctricos
La factura por el escándalo de las emisiones de Volkswagen llega a los 25.000 millones de euros

6 min. lectura

Publicado: 28/09/2015 10:52

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El escándalo de las emisiones de los motores diésel de Volkswagen, ya conocido como «Dieselgate», podría tener muchos efectos secundarios. Casi todos malos tanto para la propia VAG, como para el resto de fabricantes que especialmente en Europa se han volcado con los motores diésel.

Pero mientras que por un lado de este escándalo saldrán perjudicados, también los habrá beneficiados. Los más evidentes serán los sistemas de propulsión eléctricos, que gracias a la desconfianza de muchos usuarios, sumado a la lupa que los reguladores pondrán en los próximos movimientos de los fabricantes más dieselizados, hará que la opción eléctrica pase de ser una alternativa exótica a ser el movimiento más lógico.

El problema es que los sistemas eléctricos, tanto eléctricos puros como sobre todo híbridos enchufables, los precios son muy elevados como para soportar un desembarco masivo. A esto se podría añadir que muchos de los fabricantes europeos no tienen ninguna alternativa enchufable, y sus planes se van cerca del final de la década justo coincidiendo con la llegada de las nuevas normativas de emisiones.

Los que recogerán los frutos

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Es por eso que los fabricantes que mejor posicionamiento han logrado, como Nissan, Renault o Tesla, podrían ver como sus cifras de ventas se multiplican en los próximos meses gracias al desembarco de una masa crítica que desconfía de sus actuales marcas. Ya que una vez creada la duda la gente puede pensar, «¿Quién nos dice que no nos están mintiendo también con sus eléctricos?».

Nissan comenzará 2016 de la mano de una nueva versión que con 30 kWh, ha logrado una media bajo el ciclo NEDC europeo de 250 kilómetros, mientras que bajo el ciclo EPA ha sido de 172 kilómetros. Una cifra para muchos más que suficiente para cubrir sus necesidades de movilidad.

Tesla lo hará con una gama que por fin contará con dos versiones. El Model S y el Model X. Pero esto será el preludio de una presentación, en marzo, que podría hacer temblar a toda la industria. El Model III, el modelo más económico, amenaza con cambiarlo todo si logra un nivel de ruptura similar al logrado por sus hermanos mayores en su momento.

Por su parte Renault encara 2016 con un producto maduro, donde destaca un Renault ZOE que este verano se ha renovado ligeramente añadiendo un sistema más eficiente, que da como resultado una autonomía de hasta 240 kilómetros con cada carga bajo el ciclo NEDC. Queda por ver si por fin 2016 se convierte el año en el que los compradores particulares pueden acceder a la compra del ZOE con batería en propiedad. Sin duda un factor que le permitiría recoger a muchos clientes descontentos con los motores diésel.

Este escándalo además de acelerar los planes de algunos, y poner en marcha definitivamente los de otros, también puede servir como aliciente final para que empresas externas al mundo del automóvil se involucren definitivamente en el mercado.

Los nuevos protagonistas

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Apple y Google son dos gigantes con recursos económicos, tecnológicos e industriales sin parangón. Su llegada a un mercado desorientado como el actual podría producir un efecto realmente importante de volcado de compradores que hasta ahora han aceptado pagar más por llevar un determinado nombre en el emblema de su coche, pero que ahora podría ver como ese dogma se desmorona, y les invita a buscar nuevos horizontes.

Según los rumores, Apple podría estar ya preparando su propuesta en colaboración con su inseparable compañero chino Foxconn, que se encarga de fabricar sus iPhones y iPads. Un gigante industrial que en repetidas ocasiones ha mostrado su intención de fabricar también coches.

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También hay espacio para una nueva Tesla. Un fabricante que oferzca un producto de calidad y revolucionario, pero que además lo haga con algún elemento diferenciador. Faraday Future o Edison Electron son dos buenos ejemplos de lo que podría suceder en los próximos años.

Lo que está claro es que en los próximos 12-24 meses vamos a ver cambios drásticos en el mercado del automóvil. No sólo desde el punto de vista de la evolución de la tecnología, con la llegada de la segunda generación de baterías, si no también por un cambio de mentalidad en un consumidor cegado por los motores diésel, pero que ahora ha visto arrancada esa venda de una forma bastante violenta.

Por lo tanto si todo esto se cumple, bienvenido sea el descubrimiento del Diselgate de Volkswagen.