Según Carlos Ghosn, después de los incentivos públicos, vendrá la demanda de los clientes

Durante una comparecencia durante el salón del automóvil de Detroit, el presidente del grupo Renault-Nissan, Carlos Ghosn, ha realizado un paralelismo entre el coche eléctrico y el coche diésel destinado a mostrar los similares caminos que ambas tecnologías están realizando.

Los motores diésel recibieron un fuerte apoyo por parte de las autoridades europeas. Los incentivos y subvención de los carburantes buscaban un incremento del uso de unas motorizaciones más eficientes. Al principio la demanda era débil, pero de forma paulatina el mercado se volcó con este tipo de motores que se convirtieron en mayoritario en Europa.

Según Ghosn, ahora estamos viviendo una situación similar con los coches eléctricos. En una primera fase las ayudas de las administraciones son fundamentales para lograr poner unidades en la carretera. También se invierte en la expansión de la red de recarga para este tipo de vehículos.

Se podría decir que ahora mismo las autoridades son más optimistas con el coche eléctrico que el consumidor medio. Más o menos lo que ha sucedido con los motores diésel hace un par de décadas atrás.

Pero según el presidente del grupo, después del impulso de las administraciones, vendrá la demanda de los consumidores. A esto se añade que el cumplimiento de las nuevas normativas sobre emisiones se hará imposible sin apoyarse de forma importante en los motores eléctricos. Otro motivo más que ha forzado a los fabricantes a poner más carne en el asador y acelerar el ritmo de sus desarrollos.

Si la cosa sigue el mismo curso que el su momento los motores diésel, en pocos años veremos como las ventas de coches eléctricos se multiplican. Pero al contrario que los de gasóleo, el resultado no será un incremento dramático de las emisiones contaminantes, todo lo contrario.

La cuestión es el cuando, y también el donde. No olvidemos que Noruega ha cerrado el 2015 con una cuota de mercado para los coches 100% eléctricos del 17%. Por su parte lugares como España apenas han llegado a los 0.17%. Un detalle que nos indica que o se aceleran las medidas en nuestro país, o la implantación será mucho más lenta que en Europa.

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