La evolución que deberían tener los sistemas de conducción autónoma para triunfar
7 min. lectura
Publicado: 28/11/2017 14:58
En los últimos tiempos, una auténtica revolución está sacudiendo los cimientos de la industria del automóvil, industria que llevaba décadas viviendo una relativa calma tras el asentamiento tecnológico del motor de combustión. A pesar de las numerosas mejoras a nivel de confort, seguridad y multimedia, los principios básicos por los que se rige un automóvil se han mantenido invariables a lo largo de los años. Hasta hoy.
Uno de los grandes pilares de este cambio será la movilidad eléctrica. Tras más de 100 años de dominio absoluto del motor de combustión, que tras el comienzo de la fabricación en serie con modelos como el Ford T se impuso sobre los coches eléctricos, parece que las tornas comenzarán a cambiar, haciendo que en apenas dos décadas el coche eléctrico domine el panorama mundial de ventas. Un dominio que no se ha dado antes por la poca evolución que han tenido las baterías a lo largo del siglo XX, un obstáculo que va camino de solucionarse por completo gracias a las nuevas químicas y a soluciones como el electrolito sólido.
El segundo motor de cambio será que el concepto del coche como una propiedad será sustituido por su percepción como un servicio: en los próximos años, los servicios de carsharing (con conductor como Uber, para recorridos urbanos como Car2go o para largos viajes como BlaBlaCar) y el renting se popularizarán enormemente. Por ello, la compra de coches para uso privado disminuirá paulatinamente, si bien es probable que no desaparezca por completo.
El último bastión de este cambio será el coche autónomo, una tecnología por la que están apostando tanto fabricantes de coches como Tesla, Volkswagen o Renault-Nissan, como gigantes tecnológicos de la talla de Google o Apple, e incluso empresas de movilidad como Uber. En conjunto con la expansión del coche compartido, permitirá la transformación del coche en un servicio de movilidad más.
Este tipo de tecnología, que antes era vista como ciencia ficción en series como El Coche Fantástico, está sufriendo una rápida evolución, que permitirá la aparición de coches 100% autónomos de aquí a a 10 años. Así, se pueden distinguir 5 niveles de conducción autónoma:
- Nivel 1: asistentes como el control de crucero adaptativo o el asistente de mantenimiento de carril.
- Nivel 2: una versión evolucionada de la anterior, en la que los asistentes trabajan de forma conjunta y permiten levantar las manos del volante en ciertas situaciones, si bien el conductor debe permanecer atento a la carretera.
- Nivel 3: el coche puede funcionar de forma autónoma en ciertas situaciones controladas, como en una autopista.
- Nivel 4: el coche puede funcionar de forma 100% autónoma en cualquier situación, si bien todavía necesita la supervisión del conductor.
- Nivel 5: conducción autónoma total, el conductor puede despreocuparse de la conducción.
¿Cuáles son los pasos necesarios que deberán tomar los fabricantes para alcanzar el nivel 5 de autonomía? Vamos a hacer una pequeña recopilación de ellos:
-Nuevos sensores: marcas como Tesla o Nissan están comenzando a implementar asistentes de conducción autónoma de nivel 2 a través de un uso mayoritario de cámaras combinado con radares en el caso de la marca californiana.
Sin embargo, en el futuro los coches necesitarán incluir LIDAR, un tipo de radar láser muy preciso que permite detectar obstáculos a largas distancias. Además, la integración de los diferentes elementos en la carrocería deberá estar muy bien estudiada, pues los LIDAR de los prototipos de Google o Ford sobresalen enormemente, perjudicando a la aerodinámica del vehículo.
-Inteligencia artificial de nueva generación: los coches autónomos deberán ser capaces de procesar la información del entorno y tomar decisiones relativas a los obstáculos que se encuentren. Así, este tipo de vehículos deberá contar con una IA muy avanzada que les permita poder desenvolverse en cualquier situación e imprevisto.
Esto abre un interesante debate respecto a la «moral» que deben tener las máquinas. En caso de que vaya a producirse un accidente, ¿debe el coche priorizar las vidas de sus ocupantes frente a las del otro vehículo implicado? En caso de atropello inminente, ¿nuestro coche decidirá esquivar al peatón poniendo en riesgo la vida de sus ocupantes con una maniobra brusca que podría desencadenar un accidente, o atropellarlo para evitar daños mayores?
Sin duda, los programadores deberán enfrentarse a todo un reto a la hora de configurar la IA de un coche autónomo, pues en última instancia ellos serán responsables de las decisiones del coche.
-Comunicación entre vehículos: uno de los aspectos en los que más están invirtiendo los fabricantes es en la comunicación entre coches inteligentes, pues permitirá adelantar acontecimientos, avisar de las maniobras que va a realizar el vehículo, etc. Eso permitirá que la circulación se vaya adaptando a su propio tránsito, creando un tráfico «inteligente» que priorizará la eficiencia y la seguridad, permitiendo una mayor fluidez en el tránsito de vehículos.
-Un menor coste: la pieza clave para la conducción autónoma será un precio asequible, algo que sólo se conseguirá mediante una mayor producción de vehículos que incorporen dichos sistemas, así como una escalada gradual en su complejidad y refinamiento. Por ejemplo, Nissan ofrece a día de hoy el sistema ProPILOT en modelos como el nuevo LEAF o el Qashqai, un sistema autónomo de nivel 2 que a un precio asequible permite conducción autónoma en autopista (siempre que el conductor mantenga la atención en la carretera y las manos en el volante).
Relacionados