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Las baterías todavía deben aumentar su densidad energética para que el coche eléctrico sea competitivo

Las baterías de ion-litio son una de las piezas fundamentales para entender la vida moderna y su tecnología. Gran parte de los gagdets que utilizamos a diario, desde smartphones hasta ordenadores portátiles, utilizan esta solución a la hora de almacenar energía. Si bien en los últimos años las baterías con este tipo de composición han mejorado enormemente sus prestaciones y su capacidad, todavía queda mucho margen de mejora para que en las aplicaciones de transporte puedan competir con los motores de combustión tradicionales en igualdad de condiciones.

Las actuales baterías de litio tienen varios hándicaps a la hora de utilizarse en un coche eléctrico, y todas ellas son en relación a su alto precio o a su densidad energética. Respecto al primer aspecto, si bien es cierto que el precio del kWh cada vez es más bajo gracias a la escalada de producción que están sufriendo las baterías de ion-litio, todavía continúa siendo demasiado alto, lo que limita su aplicación a pequeños coches urbanos con baterías pequeñas, asequibles y de poca autonomía, o bien a modelos de lujo.

Por ello, los modelos eléctricos «normales» (Renault ZOE, Nissan LEAF) antes de ayudas cuestan el doble o más que su equivalente con motor de combustión. Se espera que para antes de 2025 el precio del kWh sea inferior a 100 dólares, lo que permitirá al coche eléctrico ser muy competitivo.

Por otro lado, la baja densidad energética afecta a la autonomía y al peso. Por todos es sabido que, salvo en honrosas excepciones como Tesla, los coches eléctricos están lastrados por una autonomía a todas luces reducida, porque si bien sirven para la mayor parte de los desplazamientos diarios, frente a un coche de gasolina no tienen nada que hacer en dicho aspecto. Por otro lado, para conseguir buenas autonomías hay que instalar packs de enorme peso, lo que lastra la eficiencia del coche.

Por ello, tanto los fabricantes de automóviles como la industria tecnológica (LG, Panasonic, Bosch, Samsung) están haciendo enormes inversiones en la tecnología de ion-litio, que seguirá siendo la dominante en los próximos años (mínimo hasta 2030), como en alternativas que mejoren su densidad energética (electrolito sólido, baterías litio-aire y litio-azufre…) de cara a poder ofrecer un producto que mire de tú a tú a los de combustión e incluso los supere.

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Fuente | Eureka

 

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