10 factores que afectarán a la implantación del coche eléctrico
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Publicado: 07/05/2018 15:00
En los últimos meses hemos visto pronósticos de la implantación del coche eléctrico en el mercado. Estudios procedentes de variadas fuentes, desde los analistas de Bloomberg, pasando por las petroleras y también el banco ING. En todas ellas se intenta anticipar cómo será la expansión del coche eléctrico en el mercado. Un despliegue más o menos intenso, pero del que dependerán muchos factores que vamos a repasar.
1. Disponibilidad
Poco importa que los coches eléctricos mejoren en sus características, o las redes de recarga, si al llegar a una concesión el cliente se encuentra sólo con un modelo. Tal como sucede ahora en la práctica totalidad de las marcas. Y es que la ausencia de una mínima variedad hace que se pierda el efecto de la lealtad a determinadas marcas que procesan muchos compradores.
A esto añadir la falta de oferta en los diferentes segmentos. En la era donde la moda son los todocaminos, en el mercado sólo podemos encontrar una alternativa, el Tesla Model X, que se sitúa en la parte alta en cuanto a precio. En breve habrá más propuestas, como el Jaguar i-Pace o el Audi etron. Pero en ambos casos hablamos de coches que arrancan en los 80.000 euros.
Algo que choca con la oferta de modelos diésel y gasolina. Cuando entramos en una concesión, podemos encontrar cinco, seis o siete propuestas diferentes. Algo que en mayor o menor medida debe extenderse a los eléctricos para aumentar sus posibilidades de éxito ya a corto plazo
2. Precio
Por supuesto no importa si nuestra marca preferida saca cinco o diez coches eléctricos con autonomías astronómicas, si no podemos podremos comprarlo. Para ello los eléctricos además de ser más competitivos a nivel económico a largo plazo, deben lograr serlo también a corto con unos precios de venta similares a los modelos de combustión. Y ya sin las ayudas de los gobiernos.
¿Cuándo sucederá esto?. Depende a quién le preguntemos. Según Renault, en 2020 ya podrán alcanzar un nivel de producción suficiente para acercarse peligrosamente a los equivalente con motor de combustión. Para Nissan, esto sucederá en 2025. Los analistas de Bloomberg por su parte coinciden con Nissan en que en 2025 los eléctricos igualarán los precios, y que antes de 2030 serán incluso más baratos que los diésel y gasolina.
3. Autonomía
Es una de las grandes preguntas es la autonomía. Factores que se posicionan entre las principales preocupaciones de los usuarios a la hora de afrontar la compra de un coche eléctrico. Y es que al contrario de lo que decíamos antes, si un coche eléctrico es muy barato pero tiene muy poca autonomía, no logrará posicionarse en el mercado de masas.
La cuestión es cuál es la autonomía mínima que busca un cliente a la hora de plantearse un coche eléctrico. Según una encuesta de la agencia de protección medioambiental de los Estados Unidos (EPA) la mayoría de los clientes, un 38.9%, quieren una autonomía de 480 kilómetros, mientras que el 26.1% han respondido que deberían ser 800 kilómetros.
Características que hoy en día podrían ser alcanzables, pero a costa de un precio muy elevado. Una situación que mejorará con el paso de los años y el efecto de la economía de escala en el coste del kWh, pero que para los más exigentes necesitará al menos entre 50 y 10 años en lograr cumplirse.
4. Infraestructura de recarga
Aunque la mayor parte de los usuarios recargan en casa, la disponibilidad de una red pública es imprescindible para lograr convencer a los usuarios de dar el salto a un eléctrico. Incluso sin necesitar su uso, no contar con una mínima red desanima a muchos simplemente a plantearse la compra. Y es que un vehículo se utiliza en el día a día en los desplazamientos cortos, pero también de vez en cuando en los más largos. Como las excursiones y vacaciones.
Aunque sería lo ideal, tampoco es necesario un despliegue de puntos ultra-rapidos. Con una buena oferta de cargadores rápidos (50 kW) y acelerados (22 kW) los clientes podrán no sólo completar sus recorridos, sino hacerlo con garantía. Y es que contar con un punto en destino puede resultar para muchos demasiado arriesgado, ya que puede estar ocupado, o simplemente fuera de servicio.
Pero a medio plazo hará falta incrementar estas potencias para atender la demanda de aquellos clientes que no puedan disponer de un cargador en casa. Un arco de compradores que tendrán que recargar siempre en los puntos públicos, y para los que será necesario crear una red con abundante redundancia como para animarles a dar el salto.
5.Precio de las gasolinas
Otro de los factores que pueden ayudar a acelerar la implantación del coche eléctrico es el precio de los carburantes. Hemos visto como en los últimos años el coste bajada de forma drástica, reduciendo la diferencia económica entre los gasolina o diésel con los eléctricos. Algo que en los últimos meses se está revirtiendo con un incremento del precio del barril de petróleo Brent un 50% desde mayo de 2016.
Una subida que tendrá muchas consecuencias, y entre ellas que moverse con un coche eléctrico sea cada vez más económico que hacerlo con un diésel o gasolina.
6. Suministro de baterías
El gran desconocido. Un problema que está limitando las ventas de coches eléctricos. Desde Tesla, hasta Renault, Volkswagen e Hyundai, todos adolecen de una falta de suministro de baterías. Algo que tiene mucho que ver con el poco interés de algunos fabricantes en el coche eléctrico hasta ahora, y que ha motivado que los suministradores no hayan afrontado las grandes inversiones necesarias para cubrir una demanda que no para de crecer.
Como ejemplo tenemos al nuevo Hyundai Kona eléctrico. Un modelo que en pocas semanas ha logrado sólo en Corea un número de reservas que suponen el total de la producción estimada para el primer año. Y eso que hablamos de un mercado pequeño como el coreano, y antes de que los clientes hayan podido ver y mucho menos probar el coche.
Por suerte los contratos se están firmando, y la escalada de producción es cuestión de poco tiempo. Pero pasar de un nivel de decenas de miles de unidades al año a cientos de miles no será fácil, y es muy posible que hasta 2020 las líneas de producción de LG o Samsung no consigan un ritmo capaz de seguir la velocidad del mercado.
7. Avances rompedores de baterías
Podríamos pensar que un avance en la tecnología de las baterías podría acelerar el mercado. Mejoras que incrementarán las capacidades, y con ellas las autonomías. También prometen mejorar la tolerancia a las recargas ultra-rápidas. Investigaciones que en estos momentos encabeza el electrolito sólido.
El problema en este caso es doble. Por un lado los fabricantes más optimistas no creen que se vaya a poder lanzar una batería a nivel industria con esta tecnología al menos hasta 2022. Por lo tanto hablamos de un periodo de cuatro o cinco años hasta su inicio. Pero luego habrá que lograr escalar esa producción, lo que nos lleva a un plano temporal más largo llevándonos al punto anterior.
8. La economía mundial
Otro factor que podría frenar la expansión del coche eléctrico podría ser una futura crisis económica. Un factor que no se descarta incluso a corto plazo, y que volvería a impregnar al mercado del pesimismo vivido hace apenas 10 años. Un factor que reducirá todo el mercado, gasolina, diésel y eléctricos, y que además afectaría a las inversiones tanto en I+D como en infraestructuras.
9. China
Sin duda China se ha convertido en el epicentro mundial en cuanto a la producción y venta de coches eléctricos. Algo que se ha visto incentivado por las políticas del gobierno que ha inyectado grandes cantidades de dinero en programas de ayudas, pero también en mejorar la competitividad tecnológica de sus fabricantes.
El resultado podría ser un nuevo competidor para los fabricantes occidentales en su propio terreno. El poder hacer coches eléctricos competitivos, y a bajo coste, podría ayudar al mercado a ganar en velocidad, aunque a costa de la vida de algunas marcas más reticentes a invertir en el coche eléctrico, y que se quedarían atrás teniendo que ser compradas por los grupos chinos.
10. Ayudas públicas
No hay mejor ejemplo que Noruega para ver el efecto positivo que pueden tener las políticas del gobierno para acelerar la transición. Mientras que en Europa la media de ventas de eléctricos se ha situado en poco más de 1% el pasado año, los noruegos ya superan el 20%. Y eso a pesar de sufrir en sus propias carnes el punto 1. El no contar con suficiente suministro de coches, lo que obliga a tiempos de espera de entre seis meses y un año para hacerse con una unidad.