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¿Dominará Alemania el sector del coche eléctrico?

La industria automovilística alemana es una de las más poderosas del mundo. Con fabricantes de automóviles como Volkswagen, Daimler o BMW, y empresas de componentes como Siemens, Continental o Bosch, es uno de los sectores clave del país. Sin embargo, el escándalo de emisiones del grupo Volkswagen o los rápidos cambios que está sufriendo toda la industria en materia de electrificación están haciendo tambalearse la hasta ahora indiscutible estabilidad de la industria alemana.

Los alemanes no han sido pioneros en el sector del coche eléctrico, donde han sido adelantados por franceses, japoneses, americanos y chinos. Así, la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi fue el primer grupo en poner a la venta coches eléctricos relativamente asequibles: el Mitsubishi i-MiEV en 2009 (por entonces la marca todavía no pertenecía a la Alianza), el Nissan LEAF en 2010, y la gama Renault Z.E. entre 2011 y 2012 (Fluence Z.E, Kangoo Z.E, Twizy, ZOE).

Tesla por su parte ha tomado por asalto el segmento premium, que hasta ahora había sido dominado con mano de hierro por los alemanes. A pesar de que ni siquiera marcas tan reputadas como Lexus, Jaguar, Volvo, Infiniti o Cadillac han podido hacer frente al dominio de Audi, BMW y Mercedes-Benz, una recién llegada como Tesla ha conseguido que en Estados Unidos su Model 3 supere a los A4, Serie 3 y Clase C en un segmento tan importante como el de las berlinas medias premium.

Hasta el momento, los intentos de electrificarse de las marcas alemanas han sido tímidos y poco ambiciosos. La todopoderosa Volkswagen lanzó hace unos años los modelos e-up! y e-Golf, ambos de precio elevado y prestaciones más bien discretas en comparación con sus rivales, pues se quedan rezagados en aspectos como la autonomía. Además, ninguna de las numerosas marcas que conforman el grupo (SEAT, Skoda, Lamborghini, Bugatti, Porsche, Bentley…) han lanzado ningún coche eléctrico en los últimos años salvo Audi, que se aventuró a producir el superdeportivo eléctrico R8 e-tron, el cual fue cancelado tras apenas 100 unidades fabricadas.

BMW por su parte sólo cuenta con el peculiar i3 (el deportivo i8 no deja de ser un híbrido enchufable), mientras que Daimler tiene el minoritario Mercedes-Benz Clase B 250 e, así como los Smart ForTwo EQ y ForFour EQ, ambos asequibles pero de autonomías muy limitadas.

Ahora, todas cuentan con ambiciosos planes de electrificación: Volkswagen tiene un completo programa globlal que involucra a casi todas sus marcas sustentado por varias plataformas modulares eléctricas (MEB, PPE, SPE), BMW quiere lanzar 12 coches eléctricos al mercado para 2025, y Mercedes-Benz va a formar una gama EQ 100% eléctrica a partir de este año con modelos como el EQ C (D-SUV), el EQ A (compacto del segmento C), EQ S (berlina de representación del segmento F)…

La pregunta es, ¿podrán recuperar el tiempo perdido y colocarse a la cabeza de la revolución del coche eléctrico? La respuesta es que sí podrán recuperar el tiempo perdido, pero que no se colocarán como líderes de la industria del coche eléctrico. Por su lentitud a la hora de reaccionar, no tendrán un dominio claro del sector, y a pesar de que realizarán importantes inversiones en tecnología, la llave de la evolución del coche eléctrico la tendrán los fabricantes de baterías extranjeros (LG Chem, Panasonic, Samsung SDI, CATL).

Por lo tanto, los alemanes podrán igualar a sus rivales franceses, japoneses, americanos y chinos, pues todavía pueden desarrollar sus respectivos programas de electrificación a tiempo, pero no parece que vayan a llevar la voz cantante en la transición al coche eléctrico, papel que corresponderá a rivales con planes más avanzados como la Alianza o Tesla.

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