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La conducción autónoma tendrá un mayor impacto en el consumo de petróleo que el coche eléctrico

Casi nadie duda ya que el coche eléctrico es una amenaza imparable para el petróleo. Las estadísticas así lo indican, y es que en 2015 el consumo de petróleo por parte del sector del transporte privado ha supuesto la mayor cuota de ventas de la industria del oro negro. Por lo tanto una electrificación de este sector tendrá inevitablemente sus consecuencias.

Pero para algunos expertos, el coche eléctrico no es la mayor amenaza a la que se enfrenta esta industria. Según la consultora Wood Mackenzie, el coche autónomo tendrá un mayor impacto en la reducción de consumo de carburantes.

La explicación es que cuando esta tecnología esté plenamente implantada, algo que estiman sucederá entre 2030 y 2035, la gente preferirá ser llevada antes que conducir. Algo que disparará el uso de coches compartidos, y por lo tanto reducirá el uso de vehículos particulares. Con cada coche autónomo y compartido en la carretera según la consultora, se reducirá más el consumo de petróleo que con un coche eléctrico convencional.

El principal problema para la industria petrolera es que lo normal es que estas dos tecnologías vayan de la mano. Aunque son sistemas diferentes, lo normal es que los desarrolladores implanten estos dos sistemas de forma conjunta. Algo que dará como resultado una combinación realmente preocupante para la industria de los carburantes.

Esto se debe a que son dos tecnologías con una fuerte capacidad de lograr sinergias. Una de las operaciones más complejas y a la vez imprescindibles en un coche es el repostaje, o la recarga. Y completarla en un coche eléctrico gracias a los sistemas inalámbricos, será mucho más fácil que desarrollar nuevos sistema de repostaje de combustibles autónomos.

El resultado será según Wood Mackeinzie, que el conocido «peak oil» el momento en el cual se alcanza la tasa máxima de extracción de petróleo global y tras el cual la tasa de producción entra en un declive terminal, tendrá lugar ya en 2036. Cuatro años antes de lo previsto por empresas como BP. Una fecha que como vemos vendrá motivada por el empuje de la llegada de los sistemas de conducción autónoma, y su emparejamiento con los coches eléctricos.

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